La angustia le destroza las entrañas, aferrada a la ilusión reencontrada llora impotente sus sueños maldiciendo la hora en que pensó en mañana.

Destruido el muro, su antigua prisión se le antoja segura, vaga perdida entre el bullicio, desorientada … la ilusión perdida quema, destruye su mirada, que le busca entre sollozos.

Grito ahogado en el alma, te encontré y te pierdo, desasosiego en unas manos que se muestran abiertas a quien no desea recibir, a quien, escondido tras mil excusas elige su dolor aún a sabiendas que el rechazo la condena a su ataúd, a esa ventana por la que miraba la vida escapar.

Perplejidad en los sentimientos que han sido abofeteados, la ternura amontonada en el suelo, barrida y abandonada. Arrodillada acaricia lo entregado incapaz de ver nada a su alrededor… susurrando esa pregunta que no consigue contestarse… por qué? Dime por qué?...

Nunca más sentiré, se promete… jamás volveré a soñar… jamás me permitiré creer que hay un mañana, se repite temblando mientras vuelve a ponerse su careta... tiene frío.