No soy una de esas mujeres normales,

decía
quién sabe quién
que dizque
porque
deveras,

pero la verdad ya me tenía hasta la goma:
no pasaba de sus frases hechas
a
todo
volumen
en
el
autobús,

ya ves que les da por presumir que son muy guapas
y que están rebuenas y que la fregada,
pero su boquita nomás no da una.


Buenota la Sofía, que pa variar me trae de trompa.
Nomás no habla ni te habla ni te pela,
pero si le caíste bien ya estuvo;

ayer la vi solita comprando la verdura pa su sopa,
estaba rebonita y uno le notaba en la cara
que lo sabía mejor que nadie,

peor o mejor aún,
se hacía la inocente,
como la que no sabía qué
ni porqué
ni por dónde caminaba;


ya no era una chicuela como la primera
ni tenía que presumir
porque bastaba con verla

aunque a mí nomás
ni-por-aquí-tantito
¿por qué?
porque ya estoy condenado a lo peor,
a ser su amigo.

O sea que a mí me toca ver cómo la friegan
ponerle el hombro,
convencerla de que vale
y hacerle ver que aquí tiene quién la quiera.