Ya había notado una serie de cambios leves, pero no les había dado importancia.
El primer caso que me hizo reflexionar fue el ciprés enorme en la entrada del Colegio sobre la Avenida, que de un día para el otro desapareció. Lo atribuí a una simple tala, pero cuando pasé caminado por frente al Colegio y lo abordé al portero, me miró con displicencia y me dijo que allí nunca había habido un ciprés
El puente que cruzaba el Canal y que comunicaba con el Barrio Cívico ya no estaba, y la cola de autos en la madrugada conflictiva de la ciudad crecía entre bocinazos e insultos. Este acontecimiento me pareció mas grave y sin pensarlo mas, me fui esa tarde al Conicet para encontrarme con Sebastián.
Me recibió como siempre con cara de poco tiempo y me pidió que esperara porque estaba muy ocupado.
Conozco a Sebastián desde hace mucho y se como llamarle la atención.
__Está pasando, tal como alguna vez lo predijiste __ Le dije.
Dejó lo que estaba haciendo, me miró desde el escritorio repleto de papeles y me contestó:
__A que te referís?
__Alguien finalmente ha podido viajar en el tiempo. Empezaron las singularidades.
__Me estas jodiendo?
__No te jodo, tengo varios casos que reportar.
Desde ese día Sebastián y su asistente, quien suscribe, nos dedicamos a investigar el tema de las singularidades. Las contamos por decenas una tras otra y descubrimos que seguían un patrón fijo.
Al principio no imaginábamos el sentido del patrón, al final fue tarde para evitar acontecimientos tan dramáticos.
Las singularidades se manifestaron a unas 10 cuadras de la casa de Sebastián y se fueron acercando cada vez más. El kiosco que se trasladó a la vereda de enfrente, la plaza que se convirtió en iglesia, el hotel que volvió hospital y otras tantas anormalidades que cambiaron el barrio de a poco.
Sebastián descubrió la verdad un día antes de su desaparición y alcanzó a dejar una carta para mí, en mi propia casa, fuera del radio de acción de las singularidades.
En ella decía: “Efectivamente alguien logró viajar en el tiempo antes que yo y le resulta indispensable se mantenga su anonimato y sobre todo, no se conozca el procedimiento para hacerlo.
El único que alguna vez trabajó en este tema es Fernando Giusti. Supimos escribir y publicar sobre el asunto, juntos. Hoy el ha dado en el clavo y no debe querer que yo le siga los pasos. Las singularidades se cierran sobre mi casa y mi mundo, en breve me encontrará y terminará conmigo. Los cambios en el continuo espacial son pruebas que hace para quitar datos del pasado que modifican nuestro presente.
Suprimir el proyecto y la licitación del puente, eliminó el puente en nuestro presente, el resto te lo podes imaginar. Está buscando los datos necesarios para suprimir mi pasado y eliminarme de este presente. Pase lo que pase, no te será fácil convencer a alguien de esto, asegurate de irte lejos y de cuidar a los tuyos. Estamos en manos de un loco. Te mando un abrazo. Sebastián.”
No pasó mucho tiempo hasta que las cosas terminaron como mi amigo imaginaba.
La mañana del 14 de octubre que pasé a buscarlo por el barrio, encontré una casona antigua en lugar del simpático chalet de tejas que había construido su padre para formar la familia.
Pregunté en el barrio pero nadie recordaba un chalet de tejas y menos en ese lote. Pensé en los padres de Sebastián y en el casamiento que mi vieja siempre recordaba porque había sido un 9 de julio. Busqué en los diarios de la época, revisé los sociales y no encontré nombres reconocibles.
Mi vieja me miró extrañada cuando le consulté sobre el casamiento de los padres del Seba. Más bien con expresión de pena.
__Pero nene. Vos también con cosas de la edad? No te acordás del accidente en el viaje de bodas? Una pareja tan linda, con tantos planes y un asesino al volante que los saca del camino, viajando a Chile.
La dejé hablando sola, pensé en Sebastián y en si seguiría recordándolo mucho tiempo mas.
Hace un año nos mudamos a Rosario, es muy húmedo y caluroso en verano pero me gusta caminar junto al río y pescar. Guardo a mi amigo Sebastián en el recuerdo y no le cuento a nadie los acontecimientos, para que no me lo quiten.
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