Cuando duerme, mi hijo se me parece tanto que hasta me asusta. Sus ojos celestes miran hacia dentro , su cabello castaño se humedece de sudor y la boquita rosa parece sonreir a las imágenes de su sueño.
Cuando yo era niña le tenía miedo a los muertos que de noche me pedían que rezara por ellos , le tenía miedo a la oscuridad y hasta mis zapatillas, porque podían volverse ratones y morderme los talones.
Pero mi muñeca "Lulù" apaciguaba mis miedos , me calmaban sus ojos redondos y sus manitas empuñadas y en ese momento la vida pasaba solo a veces.
Cuando crecí aprendí que los fantasmas pálidos eran mis amigos, que debía temer a los vivos , que si me podían hacer daño y que llevamos una luz por dentro para que la oscuridad no nos intimide.
El niño que duerme hoy en mi cama, va a crecer algún día y ya no necesitará mis cuentos y mis arrullos ...podrá caminar solito sin mi mano en la suya ...hará una vida hermosa y pura como sus ojitos limpios y yo quedaré en el ayer , como un recuerdo
Me recordará como un especie de hada con gafas que irisó de colores su niñez , que le enseñó a amar la tierra y buscar lo mejor del humano.
El tiempo, inexorable mata el presente y los ayeres y el futuro ...está demasiado lejos como para poder abrazarlo.