De tanto temer perder me pierdo
y…

Me subo a un vagón de ida
buscando el escape a mi realidad dormida
aun pintando paisajes de colores sabidos
colores normales de realidad ajena.

Y en el andén era la risa que otros esperan
dulce niña o mujer de vestidito con flores,
con anhelos (ajenos) de madre y esposa.


(suspiro)


Me subo a un vagón de ida
escapando del claustro,
sociedad ciega, ¡castrante!
el amor se llueve entre mis dedos
y se esconde tras mis gafas…
y es tanto que grita en el pecho
¡¡libertad!!

En soledad me subo a un vagón de ida
en mi manos mi pluma
una libreta en blanco en espera del vaciarme,
afuera la ciudad hierve
un mundo desplazándose en giros del que quiero escaparme.

No he de volver al punto de partida
cementerio de corazones abandonados
gatitas en celo pagado
vendiendo piel de miles de manos,
lluvia de cenizas ardientes
semáforos de tres luces verdes
el dinero pagando las faltas
noches y días de canallas,
todos escondiendo sus ansias
pagando en moneda o burla
escondidos en el chivas, un polvo blanco
o un simple “cartonett”.

Me subo a un vagón de ida
ya sin mirar atrás,
planeando un futuro desde la que soy
sabiendo que la estructura de mi boca
es para el beso que ansío.
y mis manos para dibujar las formas
desde mi amor contenido.


Me subo a un vagón de ida
en la estación de primavera
sin dejar rastro
para perderme de vista,
con la conciencia tranquila
la tristeza y la rabia precisa.

En alguna parte hay una calle que lleva mi nombre
caerá otra luz sobre mis versos
otra felicidad la que marque mi risa,
me subo al vagón de ida
con mi corazón de carrusel
y mis botas gastadas de buscar caminos.
















Desde mi corazón estas letras, André-mel la mujer/niña con mirada de futuros y un corazón escondido de miel y canela.

Kalanidhi//