- Pero la reputa madre que lo parió…
- Buen día… con que humor iniciamos el día…
- Mirá!
Levantando la mano, le muestra una flor hecha de papel. A su compañera se le dibuja una sonrisa tierna. La acomoda con las otras muestras de cariño o amor o lo que sea…
- Ojalá alguien me deje un regalito a mí… No entiendo porqué te enojas…
- No me enojo… me da bronca que sea tan cobarde! Tan cagón!
- Bueno… vamos? que se hace tarde para la reunión… Y hoy va a estar caldeada..
- Cierto… encima eso…
La reunión se tornó dramática, casi trágica. Los números no daban y las acciones que se habían preparado no surtieron el efecto esperado… Una cabeza debía rodar… Y ella tenía todos los números comprados de la rifa.
- Lamentablemente… vamos a hacer unos cambios buscando un golpe de timón. Hemos estado analizando y creemos que Gabriel es el indicado. Siempre nos ha demostrado, pese a su carácter, que esa misma pasión es la necesaria para realizar los cambios.
Todos pensaron lo mismo. Gabriel no era malo. Era muy malo, irascible, parco para la diplomacia pero a la vez, eficiente y obtenía resultados. Pero aun faltaba su sentencia. No hay lugares para perdedores ni suplentes. Cuestan dinero. Ella sabía que había fracasado. Y que se tenía que ir. Pero no se le movió un solo musculo. Y aplaudió al igual que todos. Solo se le perdió la vista y se le perdió el pensamiento… se acordó de su flor, de su bombón, del señalador romántico, pero sin firma… Cualquiera que estaba en esa reunión podría ser…
- Concentrate! Está en juego tu futuro… le susurró Silvana…
- Ya estoy muerta.
Ciertamente, el nuevo organigrama la dejaba fuera del cuadro. Su suerte estaba echada…
- Gabriel… una palabras por favor…
- Si… como no.
Su voz sonó potente. Con autoridad pero con naturalidad.
- No saben lo que acaban de hacer. Después no digan que no les avisé. Jajajaja!
Fin de reunión. Fin de mis días en esta empresa.
- Te esperan en el directorio.
Frecuentemente iba al directorio. Pero hoy es diferente. Gracias y adiós!
Estaban todos. También Gabriel.
- Sentate por favor… Gabriel nos ha solicitado que te incluya en su equipo. Casi como una condición. No es que nos opusimos, sino que no creíamos viable.
Increíble. Jamás cruzamos palabras, más que las normales. Tiene mal carácter. Mas días malos que buenos…
- No sé si podré…
- Por favor. Habló Gabriel. Necesitamos tu llegada para los cambios. No me caracterizo por la diplomacia o la buena comunicación. Necesito que seas mi vos. La vos de la empresa.
- Eso mismo. La vos de la empresa. Él se encargará de alinear a los que no “comprendan” los cambios.
Sin palabras…
- Bueno… tomamos eso como un sí. Bienvenida de vuelta.
No sabía que ya estaba afuera. Chan!
- No te parece que tenías que haberlo hablado conmigo antes…
Le increpó al entrar en su ex oficina y cerrar la puerta.
- No soy muy bueno con las palabras…
- Lo intentaste alguna vez? Probá...! mirame a la cara y decime lo que me tenés que decir…
- …
- Decime que fui floja, decime que me equivoqué con la campaña, que soy un desastre, que soy débil… Mirame y decime todo, porque si vamos a trabajar juntos necesito saber que pensás de mi…
- …
- Hablame, Gabriel…! No tenés huev…, digo Coraje, agallas?
- …
- Así o vamos a poder trabajar… yo soy muy tolerante, pero no voy a permitir que me..
- Te amo.
- … estén enviando mensajes que… QUE? Que dijiste?
- Que te amo… que siempre me gustaste y siempre que me quise acercar no encontraba las palabras… No las encuentro ahora. No soy bueno con las palabras…
Se sentó. Se dio cuenta de miles de detalles. La puerta del ascensor… El lugar en la kitchenette… el paraguas en el hall… y nunca una sola palabra… un caramelo, una flor de papel, un bombón y un señalador con un corazón pero sin una sola palabra… su sonrisa se fue dibujando detrás del fondo de pantalla…
- Quien te crees que sos? Quien te dijo que podías… podías… eh? Crees que estoy desesperada? Que soy una cualquiera? Que porque pediste que no me echen…? Creías que así te iba a aceptar? Estás loco?
Gabriel, si nunca tuvo buena comunicación, este no era su mejor momento.
- Necesito que me dé la mañana libre… Señor!
Ese “señor” le perforó el alma. Perdió. Su suerte estaba echada.
- Te podes retirar…

Se volvieron a encontrar en el ascensor. Nadie pronunció palabra. El escuchaba rock pesado con los auriculares del celular. Pero ella no se aguantó. Y no aguantó su vida misma. Plagada de malas decisiones, de malas elecciones. Siempre supo de su terquedad, pero su simpatía superaba cualquier obstáculo. Cosa que no la salvaba de ser una perdedora. De que los anteriores especímenes la hayan dejado sola. Quien hoy en día tiene un detalle como lo tuvo Gabriel? Trataba de convencerse. Quien sale a rescatarte frente al directorio? Quien te mira con esos ojos intensos? Como no me di cuenta? Tomó aire…
- Mirá, Gabriel… sé que me puse como loca, hoy…
Ni la miró. Se habrá enojado… Apurá, dale…!
- Dame un tiempo…Yo creo que sea el mejor momento de empezar una relación…
En realidad, si…! pensó. Lo quería abrazar, besar… sentirse segura en sus brazos. Aunque él ni siquiera la miraba. Solo batía la cabeza llevando el ritmo de esa música tan potente. Sin ponerse los auriculares ya se escuchaba… Deben estar al máximo…
- Gabriel, creo que deberíamos conocernos más…
Se abrió la puerta del ascensor y salió caminando como si ella no existiera… Saludo al guardia y salió del hall. Lo siguió por la calle y le empezó a gritar otra vez…
- Ahora no te queda el traje de ofendido! Haceme caso cuando te hablo. Gabriel, Gabriel!
Nada… Entonces lo tomó del brazo con violencia. Se sintió sin merecerlo abandonada y perdedora otra vez. Y quería desquitarse. Quería sacar todo su veneno.
Él se asustó. Se atajó como esperando un golpe. Pero se sorprendió al ver quien era la que lo había tomado. Se sacó los auriculares de los oídos abriendo grande los ojos…
- Porque me haces esto? Porque me ignoras ahora?
- …
- No puedo más… no doy más…
- No te entiendo?
- Me disculpé, te pedí un tiempo.. y no me hablabas…
- No te escuché… la música..
Se sintió tonta… y se quebró. Se llevó las manos a la cara. A punto de llorar… Miró al piso y pensó que un tsunami la salvaría… pero no llegó semejante ola.
Son esos segundos donde la vida transcurre en cámara lenta… Son segundos de vida.
Y en ese momento, él la tomó del mentón… miró sus hermosos ojos verdes y se acerco.
Le dio un beso casi inocente, sino fuese en los labios. Ella tembló. Él sonrió. La tomó de la cintura y del mentón se mudó a la nuca. Y el beso ya no fue tal inocente. Casi la desmaya con su ternura y su perfume varonil. Sintió el dobles de la rodilla y se dejó llevar…
Los autos bocinaban… un colectivero guaso le gritó una guarangada… él le levantó el dedo del medio detrás de ella, y siguió con su faena.
Al darse el primer respiro, se miraron con una ternura cómplice… como quien come chocolates a escondidas… Sonrieron y se rieron…
Ella metió la mano en el bolsillo de su abrigo y sacó todas los suvenires de su enamorado ahora develado… y lo miro con una sonrisa brillante como un sol.
Él le dio el más dulce de sus besos…
- Te dije que no soy muy bueno con las palabras…