Otra vez octubre, otra vez desempleada, otra vez en un café, otra vez una computadora, otra vez línea sobre línea y un despistado caminando mientras yo espero a un tipo de buen corazón que me ha robado el sentido común en una relación de tintes angelicales y de realidades ocultas.
Otra vez haciendo el amor como siempre y por primera vez… como nunca. No sé que es el amor, nunca lo he sabido me he puesto terca, sumamente terca y testaruda para no saber solo sentir, sentir aunque no pueda decir de que se trata, a fin de cuentas alguien habrá que entienda, que explique, que lo escriba, que lo cuente…
Los otros, los restados que carecemos de cordura volveremos a hacer el amor sin saber a ciencia cierta que amamos, uno siempre puede pensar que él, él de a lado, es prescindible, que se es compañía de paso, que se llama amistad y en ocasiones hasta intolerante…
O estar expuesto a pensar que ¡todo está bajo control! y terminar llorando, y seguir aun sin entender…
y terminar... y terminar de llorar y no darse por enterado que uno vivió enamorado.
Que complicada locura, que sentimiento tan incierto tan susceptible siempre a la muerte o al olvido y tan aferrado a la vida o la añoranza, tan lejos de complejos y tan lleno de complejidades…
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