Cuando quieras visitarme, tu sabes donde encontrarme, estoy ahí, en ese lugar que parece estar solo para ustedes, pero que refleja todo lo contrario para mí, ahí donde puedo sentir la suave brisa del viento como cuando el día que nací, fría de repente, pero cuando más se envuelve en mi, es mas agradable

Puedo mirar directamente al sol sin que este pueda lastimar mi vista, al contrario me regala imágenes que el hombre ansía ver.

Puedo estar peleando como un buen soldado de joven edad y me sorprendo por que tengo las mismas fuerzas, la misma energía, el mismo entusiasmo de cuando yo tenía esa edad.

Pero me veo viejo, con arrugas y canas, esas que no me avergüenzan para nada, sino todo lo contrario me alegra de haber llegado a esa edad, donde muchos no llegan por que ella, los ha sorprendido a temprana edad.

A pesar de mi edad, no puedo sentir ningún síntoma de la vejes, no sé como, pero todo eso desapareció, ya no mas dolor en la columna, no más esa tos fastidiosa, no mas el dolor de esas reumas, que no me dejen caminar largos recorridos como en aquellos tiempos que disfrutaba.

No he podido irme de este mundo, aún sigo aquí con otro tipo de vida, aún sigo buscando algo que me de mi identidad, pero no encuentro las respuestas, a veces pienso de que en algún momento me conociste, de que tengo un significado especial para ti, por esas flores que me vienes a dejar y por la limpieza que le haces al lugar donde se encuentra mi cuerpo. Sabes, cuando derramas una lagrima de tus bellos ojos, atraviesa el concreto y cae sobre mi pecho ¡No ya no llores mas que son las únicas que me provocan una desesperación que nunca había sentido!

Me dijeron que sigo aquí por que tengo una misión, pero aún no me dicen cual es, tus pupilas me dicen algo que no puedo entender, te abrazo para poder consolarte, pero no me sientes deseo acompañar tu caminar, pero me lo impiden.

– Ve mujer, sigue tu caminar, que Dios te acompañe y cuando quieras visitarme, tu sabes donde encontrarme.