El filo del cuchillo se hizo notar en mis ojos, lamiendo mi dolor y sufrimiento. Toneladas de lágrimas de frambuesa, de mermelada de alcohol, se derrama en tu pan de acero inoxidable, que muerde mi carne, y la hace aceite. Ninguna respuesta ya tiene pregunta, ningún despedida tendrá un nos veremos pronto, ni un hasta siempre, ni la próxima será. Ella no tiene nada que ofrecerme, para que acompañarla en el tortuoso camino hacia mí.
No correré solo por folklore, no te lastimaré solo para extrañarte, no continuaré solo por inercia. Moriré en soledad, mi muerte, tan mía; yo sobre todas las cosas: no hay suplente ni doble que valga, sólo yo puedo morirme, mi caballo blanco relincha siempre por mí.
La etérea continuidad de fotos, con mis labios sonrientes, no pueden valer treinta y ocho años de vida: mucho menos tampoco. La esperanza se ha vuelto estéril y maloliente. Todo somos polvo, nacimos polvo y hacia él vamos. El arte positivo de acumular existencias por acumular me da igual.
El 2 no ha sido nunca un número,
porque es una angustia y su sombra...
Por fin mis ojos duermen, sueñan y lloran en sincronizada y armoniosa paz.
No lo soñé, los ojos ciegos bien abiertos.
Las tablas copulan y paren rocas en mi mochila de cemento. Veo al castor morder el tronco, que tantos años ha sobrevivido parado, erecto: Muere bajo el capricho irracional de un animal en celo; mientras el guardián de Kafka sonríe entre tinieblas y guadañas.
Tus libros serán armas de fuego, y tus palabras serán las balas que atraviesen la sien de generaciones de muertos. Se desnudan tu vestido de novia y se hace rosa negra, negra de muerte y desmitificación. Cae del pedestal, del altar de bronce: Acaricia el suelo de lágrimas de frambuesa, de mermelada de alcohol. Tu bicicleta ya no irá a las arenas de un río con brisas de enero. Tu carozo partirá tu piel y los duendes te dejaran caer del árbol.
Resurrección: Cien hormigas salen de tus heridas, abiertas para siempre, y otras miles vuelven a entrar, a dormir dentro de mí. Te devoran por dentro, me pudren por fuera. Muero sumergido por la arena. La vida podrá desterrarme de este encierro.
Para que las cosas ocurran,
debes desearlas.
Las mariposas Acherontia atropos serán verdes, y la nieve de primavera canela; como los ojos de aquel poeta, que el odio ha sabido revivir:
Muere poeta gitano, tus huesos impalpables entre sangre joven, pero roja; fértil, pero en descomposición; católica y maldita. La luna ríe en su tumba de seda, las aguas de río han parado de correr ya.
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