| ORACION A SAN ANTONIO(popular – autor ignoto)
 
 Hasta ti quiero elevar
 mi oración, santo glorioso,
 por las niñas sin cortejo,
 por las mocitas sin novio.
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 Por las vidas sin amor,
 que se agostan como flores
 que  nunca besara  el sol,
 y han perdido sus colores.
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 Por las que nunca han gustado
 la caricia de unos ojos,
 ni las  mieles de unos labios…
 Pero han sabido de enojos.
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 Por las que, siempre en espera,
 marchitan su juventud,
 y el deseado no llega,
 pese a su anhelo y virtud.
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 Por los corazones huérfanos,
 por las almas solitarias….
 ¡Por todos los desengaños
 de todas las olvidadas ¡.
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 Apiádate, san Antonio,
 oye mi amoroso ruego
 por las mocitas sin novio
 y las niñas sin cortejo.
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 Por tu mano milagrosa,
 dales a todas,  galanes…
 ¡que todas corten las rosas
 del amor en los rosales!
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 ¡Pon fulgor en sus miradas
 y color en sus mejillas!..
 ¡Pon en sus labios fragancias
 y hazlas nobles y sencillas!
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 Da ya fin a sus tristezas,
 haz que llegue el deseado,
 que hace tanto tiempo esperan
 con amor ilusionado.
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 Pon remedio a sus nostalgias,
 dale  un alma compañera
 de sus almas solitarias,
 y tan tristes en la espera.
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 ¡Labios que besen sus labios,
 ojos que busquen sus ojos
 manos que busquen sus manos,
 y un corazón amoroso.
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 No desoigas la oración
 Que a ti elevo, san Antonio:….
 ¡Por las niñas sin cortejo,
 Por las mocitas sin novio!
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 Nota.: Oración encontrada manuscrita entre las hojas amarillentas de  un libro viejo, localizado
 en la mañana del día 5 de Octubre de 2008, en el Rastro de
 Salamanca, allá junto al río Tormes,  ese río salmantino,  cuyas aguas contemplaron, en su día,
 el nacimiento de un pícaro de nombre Lázaro, compañero, andando el tiempo,
 de un ciego puñetero, que  las hizo pasar canutas al pobre picaruelo.
 Me ha parecido oportuno ofrecerla a vuesas consideraciones,  por si a alguna mozuela
 sirviérale de remedio en sus males amorosos y en la búsqueda de un sufrido compañero,
 que pague sus caprichos, hasta que la muerte los separe.   Este santo noviero,  es Antonio de
 Padua ,  muy rezado en otros tiempos, por su fama de milagrero, no solo en la busca de pareja, sino también en circunstancias de haber perdido alguna propiedad de uso corriente y moliente,  de esas que te hartas a buscar y al final aparecen donde menos te lo piensas.  (Entonces, las buenas gentes tenían fe en algo. Ahora, somos más listos que el hambre y no creemos en nada. Así nos luce el pelo. Cada tonto con su tema). Conozco a una señora, que tiene fe ciega en el poder de Antonio bendito…. ¿Dónde están las llaves, matarilerilerile…?
 Entonces, reza la siguiente  oración, que me enseñó mi suegra, que en gloria esté, y al punto aparecen, como por arte de magia :
 
 “San Antonio bendito de Padua,
 que en Padua naciste, en Roma te bautizaste
 y en el púlpito de Jesucristo predicaste…
 
 Estando predicando, te vinieron nuevas de que
 a tu padre Adán, lo iban a degollar.
 Así que la nueva supiste, allá partiste
 y en el monte Calvario te perdiste.
 Nuestra  Señora te encontró,
 tres voces te dió: “Antón, Antón, Antón”…
 Que lo que está lejos, sea acercado,
 lo perdido, hallado,
 y nuestra alma, salvada por toda la eternidad. Amén.”
 
 Se aprecia claramente, la ingenuidad de esta antigua oración, y la cantidad de barbaridades que se dicen en ella. Pero a mi suegra le valía, y casi siempre llegaba a buen puerto su oración y su deseo. Antonio de Padua, ( ciudad italiana, como todos sabeis)  es santo muy venerado por los creyentes de la muy católica iglesia romana. Lo que quizás no todo el mundo sepa, es que  nació en Lisboa, capital del antiguo Portugal, y es de suponer que al recién nacido infante, no lo iban a llevar a Roma para bautizarlo.
 
 Pues bien, esa señora tan rezadora, a la que antes he aludido,  me asegura que las cosas perdidas, le aparecen como por ensalmo,  siempre que reza esta oración. ¿ Y quien soy yo, vamos a ver, para poner en tela de juicio, la aseveración de tal dama?.  Os la ofrezco ingenuamente, por si a alguien le sirve. Decía un señor de Galilea que “la fe mueve montañas” Por cierto, e insisto, que los versos a San Antonio, pidiendo novio, son de autor desconocido.
 Así que, nadie los  “quitrique”, pensando que son del que suscribe. Que hay por ahí mucho buitre disfrazado de paloma mensajera.    Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
 
 EMILIO -  Octubre 2008
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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