No dejes de ser la que eres. No dejes de sonreír. Si tu sonrisa me lastima hasta hacerme llorar, porque no es para mí, no importa. Lloraré triste porque no es mía, lloraré alegre porque es tuya.
Sigue siendo la que eres. La que todo llena de alegría. La que lastima con dulzura, la que golpea con suave firmeza.
Y no te preocupes por mí. ¿Hay algo más lindo que seguir amando un sueño? No me importó nunca que fueras mía. Y tú lo sabes. Mi realidad lo impide. Solo me importó soñar que eras mía, porque solo eso podía.
Me duele que no me ames, me desgarra, pero no impide que ame lo que eres. No impide que ame el roce intrascendente de un beso de mejilla, no impide que tu perfume me quite el aliento.
¿Y sabes algo? ¿Sabes que lindo es que nos podemos seguir mirando a los ojos, hablando de nosotros, sabiendo yo que no me quieres como hombre, sabiendo tú que jamás serás mi mujer? ¿Sabes que lindo es ser íntimos y secretos, solo hasta allí, pero poder serlo, sabiendo lo que sucede en nuestros corazones?
Sigue siendo la que eres. La que todo llena de luz. Nunca verás de mi una lágrima, aunque escriba sobre ellas. Nunca mendigaré tu amor, aunque lo declame enamorado. Pero nunca dejarás de ser un sueño, un sueño que amaré hasta morir.
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