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Es ya media noche y no puedo dormir, estoy acostado en mi cama, el silencio que invade mi habitación es aterrador, la oscuridad no es de gran ayuda, me siento un poco temeroso llevo dos noches escuchando extraños ruidos venir del armario, esta noche es mas oscura, negra y un tanto fría que las otras, eso me desconcierta aun mas y ahí están de nuevo esos sonidos de ultratumba, que mas bien parecen extraños gritos y espeluznantes lamentos, sonidos muy guturales que no puedo describir.
Es suficiente, la incertidumbre esta matándome aun mas que este miedo que me pone helado como un bloque de hielo y esta noche debo averiguar de donde vienen esos ruidos…

Decidido baje un pie tras otro, despacio, muy despacio esperando hacer ningún sonido, podía sentir el alfombrado bajo mis pies, camine lentamente hacia el armario, la puerta se encontraba cerrada, tome la perilla, estaba fría, la gire… el chillido de la puerta al abrirla me desconcierta, y por un instante pienso en regresar corriendo a mi cama y arroparme hasta la cabeza y esperar el amanecer, pero sabia que no podía seguir temiendo a algo que desconocía, así que tome valor y continué, el armario estaba oscuro, y los gritos aquellos continuaban siendo lejanos como si los escuchara desde mi cama, por un instante creí que seria quizás solo mi imaginación, pero cuando enciendo la luz veo que debajo de mis ropas, hay un peque pasadizo por el cual solo podría pasar arrastrándome y que nunca antes había visto. Tome una linterna y me aventure por ese pequeño túnel, era tarde ya para sentir aun mas miedo y ser cobarde y regresar, ya había tomado una decisión y debía llegar hasta mi objetivo descubrir esos ruidos que hacia dos noches atrás me perturbaban y me aterrorizaban. Pase por ese túnel, escasos dos metros en realidad no era muy largo, pero cual fue mi sorpresa, que al otro extremo había un bosque y al parecer yo salía de una cueva, no podía creerlo por instantes creí estar dormido, pero era imposible todo era tan real, y ahí me encontraba bajo esos inmensos robles, que crujían con violencia, esos gigantes que me intimidaban solo por estar ahí frente mi con gran ímpetu, testigos de lo que acontecía en ese bosque desde un sin fin de años atrás. Continué caminando y me percate que solo podía escuchar el viento, el soplar del viento colapsándose con cada roble a su paso, y esos extraños sonidos que me habían llevado hasta ahí ya no eran audibles. Aquel miedo que sentía no podía pararme ahora mi curiosidad era mas grande que el temor, camine por el sendero hasta llegar a un extraño jardín, era tan hermoso como sombrío, y de una belleza un tanto especial, al verlo ahí frente a mi, iluminado por la luz de una hermosa luna llena, que estaba en todo su esplendor en un cielo despejado, me hizo sentir gran emoción, ver aquellas extrañas flores que embellecían tan fantástico jardín, rosas negras con tallo gris en el centro, orquídeas rojas, pero de un rojo que no podría describir, un rojo similar a la sangre, y además el jardín poseía gran variedad de flores que en mi vida había visto, a los alrededores bellas pero exóticas flores amarillas con los pétalos tan afilados como navajas, había también unas flores con el tallo tan grande como un mástil, enormes y en la punta estaba la flor tan grande como una campana, flores de colores muy sombríos también estaban ahí con sus pétalos en formas que no podría detallar, algunas con sus pétalos como estrellas, otras con sus pétalos como dedos de niños, algunas mas con sus pétalos asimilando tejidos, en verdad un gran espectáculo para mis ojos, tan bello jardín, todas aquellas flores danzando con el viento en armonía, y aquel sonido que hacían cuando movían aquellos pétalos tan maravillosos y mas aun cuando chocaban entre si, aquella melodía que surgía, el ver su danza tan sublime a la luz de la luna, me invitaba a solo dejarme llevar por la música y estar en paz, sentir aquel hermoso conjunto de sonidos en una armonía tan insólita que podía recorrer mi cuerpo con tal calidez que me hacia vibrar, aquella danza tan artística, aquellos movimientos tan armoniosos y bellos me invitaban a girar, a danzar bajo la luna, todo aquello que estaba experimentando con una emoción que yo mismo desconocía me hizo olvidar todo, por momentos hizo olvidar todo aquel miedo que sentía y sobre todo cualquier sonido que con anterioridad me había conducido hasta ahí. Pero todo ese sueño en el que me veía envuelto fue desvanecido por un feroz grito proveniente del bosque, un grito tan macabro, que rompió aquella fantasía en instantes, tan violento, tan aterrador, no podía moverme estaba petrificado ante aquel grito proveniente de la nada, quise correr pero no pude, quise cerrar los ojos y no podía, no podía mover ni un solo músculo, la fuerza que logre sacar desde lo mas profundo de mi alma me hizo girar hacia aquel hermoso jardín, mi sorpresa fue distinta a aquella que me había hecho flotar en un sueño de fantasía, el jardín era un deposito de cadáveres destazados, brazos, piernas, cabezas y debo mencionar que esto estaba bañado en sangre, viseras, intestinos los cuerpos ahí eran de personas que yo había conocido a lo largo de mi vida, amigos de la infancia, personas que estaban cerca de mi con frecuencia, vecinos, mis padrastros, la trabajadora social, amigos de la escuela, había tantos cadáveres de gente que apreciaba y de personas a las que amaba además el estado en que se encontraban me impedía reconocer a cada uno de esos cuerpos en pedazos ya sin vida, el olor fétido y aquel paisaje sangriento y nauseabundo me hizo entrar en estado de shock. Que significaba todo eso, porque estaba toda la gente que me importaba ahí frente a mí, ya sin vida, y de tal forma, destazados, mutilados desollados, no podía creer lo que estaba viendo, una soledad inmensa se apoderaba de mí poco a poco. Cuando de pronto sentí una mano fría sobre mi hombro, la sangre me subió con fuerza hasta la cabeza, mis ojos se salían de sus orbitas, cada extremidad de mi cuerpo estaba rígida como acero, no podía moverme el terror se apoderaba de mi cuerpo, estaba totalmente paralizado, y es ahí cuando ese extraño y aterrador ser me susurra al oído:
- ¿Te gusta lo que ves? ¿Que opinas de tu creación?
Mi corazón se detuvo un instante, el silencio que había en el lugar me hacia posible escuchar la respiración de aquel sujeto-demonio que se encontraba detrás de mi sujetándome de un hombro, gire lentamente, muy despacio y fue aun mayor mi sorpresa creí que mi corazón saldría de mi pecho de tan fuerte que comenzó a latir cuando vi aquel sujeto frente a mi, no era nadie mas ni menos que yo, aquel ser que se encontraba parado frente a mi con una palidez aterradora, un rojo en sus labios perturbador era YO, no podía articular palabra, ¿que clase de broma era esa?. Salí de mi estado de catalepsia, cuando ese ser me dijo:
- ¿Y bien que opinas de lo que has hecho, porque déjame decirte que te concedo todo el crédito a ti, ya que has sido tu quien ha creado tan sublime paisaje, en este oscuro y maligno mundo?
- Yo no seria capaz de asesinar a nadie, respondí con timidez y tartamudeando, mi boca aun seguía un poco torpe de la impresión.
- Como ahora me dices esto, si has disfrutado cada instante, cada vez que tomabas el arma homicida, cada vez que tomabas esa guadaña y decías con orgullo “soy la muerte y he venido por ti” y comenzabas la faena y los asesinabas, y no solo eso si no que disfrutabas cortarlos en pedazos, saboreabas su sangre, la esparcías por en todo tu rostro, lamías sus extremidades ya cercenadas, y ahora dices que no eres capaz de ello. Sabes que ese jardín que viste, era una visión, un sentir era un todo de lo que pasaba por tu mente cada vez que asesinabas, todo eso que te hizo sentir ese hermoso jardín, todo eso lo sentías a la hora de mutilar esos cuerpos que tu mismo les arrancaste la vida, te podré decir que ese jardín que admiraste en todo su esplendor y que provoco sensaciones inimaginables, insólitas en todo tu ser, ese placer de observar tan sublime paisaje, es lo mismo que yo siento al ver lo que has hecho con todos estos mortales.
- ¿Dices que yo asesine a mi familia, a la gente mas allegada a mi, a todas estas personas por las cuales sentía gran aprecio, cariño, a las cuales amaba, y que todo esto que me hizo sentir ese espectáculo tan majestuoso de flores en este que era un bello jardín, es aquello que sentía cuando asesine a mi gente. Respondí tan desorientado que creí que caería desmayado al piso.
- No puedo creerlo, en verdad no puedo creerlo, ¿y que eran esos ruidos, esos gritos que escuchaba, esos sonidos distorsionados que podía escuchar en la lejanía? Responde ¿han sido ellos?
- Así es, solo que yo le di un toque un poco más artístico a los lamentos de estos tus seres queridos, y sabia que vendrías, sabia que me encontrarías y que los encontrarías a ellos. Respondió mi otro yo, soltando una gran carcajada.
- No recuerdo que yo haya hecho esto, no lo recuerdo, tu mientes y solo tratas de confundirme. En verdad no creía que estuviera teniendo una conversación conmigo mismo.
- ¡mmh! Exclamo. ¿Debo explicarte todo? recuerdas como por un instante mientras apreciabas ese espectáculo tan divino, el bailar de las flores creando esa melodía, esa música tan sublime pues en ese estado en el que te sumergías, es el mismo estado que tomabas cuando los asesinaste, de acuerdo.
Por un instante trate de usar la lógica, trate de razonar cada momento, cada palabra para buscar una respuesta a todo eso, a todo aquello que se me estaba presentando, tomo mi mano y me dijo acércate, el terror recorría mi cuerpo, el miedo me invadía, la incertidumbre, la soledad, la tristeza un sin fin de emociones encontradas colapsándose dentro de mi, me acerque lentamente, me acaricio el rostro, su mano estaba helada, como si estuviera muerto, me acaricio los labios, tomo mis rizos negros entre sus manos, los acariciaba y los apreciaba como si fuera algo distinto para el, siendo que el poseía los mismos rizos que yo, admiraba todo mi rostro muy de cerca, yo permanecía inmóvil, se acerco aun mas y me beso, me beso de una manera tan extraña, cerré mis ojos y fue una sensación tan calida, de una paz interior inmensa. Mis labios podían sentir lo frío de los suyos, podía sentir sus labios sobre los míos, mi cuerpo se giraba en círculos y flotaba en armonía junto a el.
De pronto por mi mente fueron pasando cada una de las escenas en las cuales asesinaba a mis seres queridos, en mi mente se desarrollaban todas aquellas situaciones en las que mataba a cada uno de ellos, desde la infancia cuando asesine a mis amigos en el parque cercano a mi casa, como había matado a mis padrastros en mi casa, a la trabajadora social, a mi vecina, a mi maestro de música, y así fui viendo como una película cada asesinato que había cometido a lo largo de mi vida y aho a mis 17 años me veía recostado en mi cama tranquilamente, en paz conmigo mismo.
Me retire con rapidez mi mismo, me refiero a mi otro yo, no podía aun creerlo yo había asesinado y mutilado con gran placer, voluntad, ventaja y alevosía a cada uno de aquellos que adornaban el jardín.
- ¿ahora te das cuenta, ya sabes porque estas aquí? Me pregunto mirándome directamente a los ojos.
- No, No lo se, respondí aterrado.
- ¿hace cuanto que escuchas el lamento, el gritar de tus victimas? … pregunto
- Hace dos noches, respondí sin saber el motivo de su pregunta, me parecía absurdo el lo sabia, el mismo los había provocado y llevado hasta mi habitación.
- Hace dos noches, hace dos noches te quitaste la vida, cortaste tu garganta, recostado en tu cama, mientras escuchabas las seis suites de Bach, te arrancaste la vida, inconcientemente no pudiste con la culpa, la locura invadió tu existencia, enloqueciste y sabias lo que habías hecho y te consideraste un peligro para la sociedad, y tu mismo decidiste exterminar el problema, te quitaste la vida.
- ¿Qué? yo no puedo estar muerto, mírame estoy aquí, solo mírame estoy aquí frente a ti. Le grite con lágrimas en mis ojos.
- Y porque crees que yo estoy frente a ti, lamento decirte estoy pero has muerto, y yo soy tu y tu eres yo, hemos muerto. Pero tu no fuiste culpable de nada, de nada, absolutamente nada.
No podía creerlo, yo estaba muerto, no pude contener el llanto, estaba muy confundido, demasiado, muy asustado. Me tire al piso y me senté a llorar, mi mente era un enjambre de recuerdos, de ideas, estaba a punto de ocurrir un “Big Bang” en mi cabeza, todo me daba vueltas. El se sentó junto a mi, se acerco, seco mis lagrimas y me abrazo, me recosté sobre su regazo y comenzó a arrullarme, tarareaba una canción que había escuchado años atrás, muchos años atrás, tan distante que casi la había olvidado, una canción que escuchaba desde el interior, en el vientre de mi madre. Me sentí en una paz inmensa, absoluta y tan profunda como cuando era un bebe, cuando estaba ahí justamente ahí en el vientre materno. Ya no pensaba en nada, mi mente estaba en blanco, la música me mecía de un lado a otro, en mis propios brazos, una sonrisa se dibujaba en mi rostro, poco a poco olvidaba lo que había sido mi vida ya nada me importaba, ni me importaría, al fin que podía hacer si ya estaba muerto.

Al abrir los ojos vi una inmensa luz, tan brillante que lastimaba mis ojos, una luz que no había visto antes, una luz blanca, poco a poco la veía acercándose hacia mí, un ser extraño con una bata blanca con manchones de sangre me sujeto, me tomo de las piernas palmeo mis nalgas y dijo: He aquí su hijo, ¡felicidades!

Texto agregado el 05-10-2008, y leído por 143 visitantes. (1 voto)


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