La noche avanza y pierdo la mirada en el recuerdo del vacío de sus ojos verdes al mirarme, de sus labios y de su andar de niño jugando a ser el hombre de mis sueños.

Sé que no lo amaba. Amaba la idea de amarlo y de que el me amara como hasta ahora ninguno. Amaba la luna delineando su cuerpo cansado al anochecer. Yo amaneciendo de sus manos en mi cintura, del vaivén del viento rompiendo en nuestro abrazo.

Desde mi ventna y mis ojos, la lluvia que nos impide vernos; a ti, porque odiarías tener que caminar bajo la lluvia; a mi, porque nubla mis ojos cansados de ver el camino que otra vez no recorrerás.

-¿Qué no te piensas dormir?
-Solo si tu me abrazas.

El tiempo transcurre tan lentamente que cada segundo me hiere, doloroso alarido del corazón anunciando una vez mas tu ausencia ya tan mía como yo de ella, tan fiel a cada hora de mi vida; rescatando cada escena triste de mi frustrada sed.


El rastro escarlata de la suave caricia metálica, recorre mis brazos, ya sin las ganas de abrazar tu recuerdo.

De tu ausencia que siempre me acompañó en noches como ésta, me despido. Amor.