Ansiedad, el agotamiento de la espera, del momento provocador de ilusiones, el lazo tan delicado que une a uno con otro, a uno con la inquietud del “veremos”, con la inquietud del ahogo, con la profundidad del arrastrarse hacia la nada, y con la densidad de un peso sofocante, molesto e incontrolable. Es una incertidumbre revoltosa que nos hormiguea la curiosidad y nos angosta la cabeza, es una perpetua inquietud que nos mantiene abatidos hasta en los instantes más serenos, es como un fondo, un paisaje, un telón que por más que no quieras lo tenés de fondo adonde vayas. Te sentís desubicado, distraído, angustiado, la zozobra parece ganarte el paso y si embargo nunca esta adelante, esa preocupación que te mantiene agitado, inquieto... Las sábanas perecen al enredarse con todo tu cuerpo y tu cabeza está inundada de ideas, de elucubraciones, de simplemente imágenes que no pasan, que sólo quedan ahí en tu mente, hasta agotarla... Es una intranquilidad que nos apresa y nos envuelve hasta la punta de los pies, dejándonos inmóviles pero ansiosos... |