Observaba su cuello, con deseo, con ansias de algún día recorrerlo; hoy lo tuve (con un poco de imaginación lo beso, lo acaricio, lo muerdo...) y mis manos no encuentran fronteras dentro de su cuerpo. Loca, loca estoy por verlo de nuevo, y por repetir lo que veo en sueños. No, no me basta una vez por semana, a un horario pactado, con su cuerpo desnudo, medio tapado. No, no me basta con mi delantal puesto, con sus ojos cerrados, con los míos abiertos. No, no me alcanza con su cuerpo aceitado, con mis manos ardientes, y su ropa a un costado.
No, no me basta con ser sólo su masajista. |