Lo primero que distingo: mi cama, las paredes, el desorden y mis manos que fruncen perezosamente mis ojos. Ya es de mañana, a mi pesar, y el cielo gris y frío anuncia, tal ave de mal agüero, el pastoso día que se viene. Ayer fue domingo, en resumidas cuentas un domingo vacío; así que hoy no podría ser mejor -odio los lunes al igual que los domingos-.
Sin embargo, con mucha fuerza de voluntad, logró estar listo para irme. El camino a la universidad no es tan largo, además me agrada caminar y confío ciegamente en que tal vez aquello pueda cambiar el día, en un jueves tal vez.
Al llegar al salón noto apenadamente la rutina en la que me enfrasco a diario; las mismas carpetas, las mismas pizarras, el mismo camino, la misma gente, la misma vida. Es lunes y tengo examen, a diferencia de otras veces, me siento preparado y listo para romperla… primera pregunta, segunda, tercera y cuarta; el examen concluye y observo tristemente como mi tema se mezcla con todos los demás; a mi parecer las 3 ultimas preguntas estuvieron mal planteadas o tal vez ya va siendo hora de volver a asistir a clases, no lo sé.
Quiero largarme, dormir y esperar despertar en aquel cielo rojo cobrizo, que tanto añoro en días como hoy, despertar con el aroma de la comida de mi madre, despertar con la música de mi hermano o con la voz de mi padre, despertar cuando ya sea de tarde, salir a caminar, respirar adrede y no inercialmente, sentarme para por fin contemplar ese mi perfecto mundo de fantasía.
Pero no lo puedo hacer, luego de comer, me esperan 3 largas horas de dibujo*; quiero no asistir, sin embargo, la emoción de recoger un trabajo entregado hace una semana me tienta falsamente a creer que el día mejorará… “las laminas las voy a entregar al final de la clase” escuchó decir, y ahora ¿cómo mató el tiempo? -ojala haya internet-; enciendo la computadora, aguardo pacientemente y oh sorpresa si hay conexión; intuitivamente entro a mi bandeja -la misma tontería de mensajes nuevos-, busco uno que nunca llega -porque no me respondes, si ya a pasado más de una semana-, no lo encuentro, no se si algún día lo encontraré, no quiero pensar en ella, sin embargo quisiera saber si piensa en mi, tanto como yo en ella, quisiera estar a su lado y preguntárselo; quisiera decirle que la perdono, que la quiero -que escribo por ella-.
Las horas son largas y pesadas, pero por fin empieza a entregar las láminas; estoy mas que seguro que mi nota es alta, muy buena =); aquel trabajo copo 3 madrugadas y disfrute haciéndola… llega a mi apellido, me acerco con paso seguro, vuelvo a mi sitio y me dispongo a ver mi nota cuando la veo, mi castillo de naipes se derrumba por completo, -maldito csm-; espero que el profesor se retire para seguirlo y preguntar porque.
Cuando lo alcanzo, lo encuentro observando morbosamente a una secretaria que caminaba delante de él -menudo imbécil- lo abordo y empiezo a exponer mi punto de vista, pero rápidamente me doy cuenta de que estoy perdiendo el tiempo, me retiro lo mas cortes posible y me voy a mi cuarto.
Necesito contárselo a alguien, llamo a mi papá, y le cuento de cómo me estafaron, nos reímos juntos y me dice algo que duramente lo voy a aprender, “Sólo dedícate a aprender carajo, no te guíes de las notas”, saludo a mi mamá y a mi hermano; cuelgo el teléfono y prendo mi computadora (tengo que hacer mi segunda lámina de dibujo), decidido a retar a ese… a que me ponga de nuevo un 13.
Son las 4 de la madrugada, aun no termino la lámina, sin embargo me siento contento con lo que he avanzado, además ya no es lunes, y todo va a empezar a salir bien, o eso espero. Hasta mañana, o ¿hasta hoy?
Martes 30/09/08
Kappa.
*Dibujo mecánico, es un curso de ingeniería donde se hacen planos, láminas, en computadora.
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