Hoy me doy cuenta de cuan mentiroso soy, me había prometido no escribir nada que se refiriese a ella, pero es que el dolor es grande y aunque sea de a poquitos quiero sacármelo
-Yo se que tu sangre es negra
¿Quién habla?
-lo digo porque mi sangre también lo es
-La voz suena tan cercana, pero no hay nadie en casa
- Es que nosotros solo hablamos con personas de sangre negra, hastío profundo, ellas si pueden escuchar nuestra historia
-¡Vaya! ¡una pluma! ¿Aparte de hablar hasta historia tienen las plumas?
-tal vez una más triste que la tuya
-bueno, eso lo dudo
-Escuché, yo como usted estaba perdidamente enamorado y mi sangre era blanca, como mi sentimiento también lo era. Amaba ciegamente a la pura e incomparable señorita pagina blanca ¿Cómo no enamorarme de alguien sin tacha alguna? pero escuche, yo la amaba y ella no lo sabía, me deslizaba sobre ella y le escribía versos de amor tan puros como ella, líneas que me vaciaban el alma, ponía mi sangre en cada letra, pero ella no lo notaba, y yo moría. Eso no me detuvo y me seguí moviendo, cantándole mi amor, pero tampoco se percataba, hasta que entro en mí ese mismo dolor que usted tiene y así mi sangre se volvió negra, así de oscura como mi dolor. Entonces me acerque a mi amada pagina, quería despedirme de ella, aún sabiendo que no se fijaría en mí… ¡pero qué gran sorpresa! Me despedí con un dolor tal, que la pobre me dijo que sentía mi dolor y que lo sentía mucho, y que por favor parara de llorar porque la manchaba con mis lamentos. Pero era muy tarde mi querido amigo, ya no podía cambiar, lo echo, echo estaba y comprendí que ella solo se fijo en mi por mi dolor, mi angustia y mi desconsuelo. Ahora la pobre está muy manchada por mis quejas ¿no le pasa a usted lo mismo?
-La verdad no se amiga pluma, hace mucho que no veo el color de mi sangre, tal vez sea negra como la tuya. Pero lo que sé, es que compartimos algo, y por eso te tengo aprecio…

Después de hablar con ella me di cuenta que tenía una alma gemela. Pobre pluma, se sabe tan bien mis historias que le gustaron y hasta las quiso vivir.