He aquí la historia confusa de dos almas predispuestas al contacto.
Viven en universos perplejos de aventuras y lugares extraños, donde cada noche reposados sobre sus almohadas lloran incesablemente “ser diferentes”, y otorgar a sus vidas un sentido único y excitante para poder vivir eternamente.
Disimulan ante ellos mismos, sus amores ocultos. Una, niega la necesidad de contagiarse con su piel; la otra, muestra su cara natural. Son adolescentes, aunque se creen mayores de sentimientos. Libres como el viento (pero necesitan de un calido abrazo nocturno); de almas aventureras: una vuela, la otra se mantiene en tierra aferrada a objetos viejos y oxidados que van consumiendo su escultura.
La noche, les concede una dulce melodía, a la cual acceden danzando sus cuerpos a la luz de la luna. Ella vistió de nervios e incógnitas; él se atrevió a usar para la ocasión, un pantalón lleno de temores y una camisa delatando sus sentimientos más puros e inconscientes.
Y la noche fue esfumándose, y sus almas puras se entendían perfectamente (hablaban el mismo idioma).
Y los días pasaron lentamente. Almorzaban y cenaban juntos, como si nunca se hubieran separado. Compartían la misma copa de agua, y las mismas miradas tiernas.
Y llego la hora de volver a la vida real (no deseaban separarse); con mucho miedo se miraron… y todo quedo en la nada; le atemorizaban las preguntas que sus mente les mostraba…
Sus cuerpos volaron hacia lugares diferentes (mundos diferentes) danzando una melodía de despedida y reencuentro…