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EL REGRESO
Amanece. La ruta esta calma, casi como dormida, mientras las primeras luces comienzan a delinear las siluetas que la noche vomita, luego de devorarlas sin piedad horas antes, cuando comencé este viaje a mi pasado.
No visito, regreso.
Hace años escape. Tuve que hacerlo presionado por un estado emocional que no podía manejar, que no permitía que pudiese elaborar defensas. Preferí huir. Hoy vuelvo, después de recuperar lo perdido. A resolver temas pendientes, o, a vengarme.
He viajado toda la noche pensando formas, creando en mi mente el teatro y la actuación.
Estoy cansado, pero casi mágicamente, el cansancio comienza a irse a medida que me acerco a destino.
Destrabo el techo corredizo del auto, el aire en mi cara golpea sus bríos logrando despejarme aun más. Enciendo un cigarrillo y miles de chispas se esparcen azotadas por el viento.
Y recuerdo.
No fue fácil. Renuncie a todo lo querido antes de terminar matándonos. Termine pagando las consecuencias de asumir la carga y ejecutar, de responsabilizarme ante todos del acontecimiento final.
Vinieron sobre mí, y los dejé venir, sin piedad, golpearon duro, utilizando contra mí, mis propias virtudes. Las mismas que habían servido para llegar. Es irónico, mis defectos me condenaron y mis virtudes sirvieron para ejecutarme.
Un llamado, su llamado, disparo lo planeado concienzudamente y durante tantos años.
Su pedido, es ahora el argumento para recibir las explicaciones que nunca aceptaron darme y decidir.
Tengo la opción y terminaré de recobrar la parte de mi dignidad con la que se quedaron, la que usaron como un botín a sus anchas para esconder detrás de ella sus propias falencias y mediocridad.
No me ha ido mal, más bien lo contrario; pero nada de lo que tengo cubre la cuota faltante, el pedazo arrancado a mi alma, a mi historia.
El vacío quedo como constante en mi vida y ningún logro ocupo ese espacio níveo.
Ahora finalmente voy por la respuesta, a cerrar de alguna forma y definitivamente, el pasaje más traumático, la carga más pesada que he arrastrado en mi vida, que, por cierto, nunca fue nada fácil.
Comienzo a descender la estirada pendiente que finaliza entrada en la cuidad. Está parece palidecer en la medida que penetro sus entrañas, como enterándose que un viejo acreedor viene a cobrarse lo adeudado.
Me debe y lo intuye.
Me debe gran parte de vida y se la cobraré también con creces.
Me detengo en un pequeño complejo de departamentos. No me agradan los hoteles, ni el bullicio; por lo cual elegí las afueras como forma de preparar lo pensado sin que nadie sepa por anticipado de mi llegada. Necesito moverme anónimamente hasta asegurarme tener todas las piezas del rompecabezas en el que convirtieron mi vida, alistadas, cada una en su justo lugar. Primero las respuestas, luego la acción.
Esta vez, nada tengo que perder y no habrá piedad. No la tuvieron conmigo.
Me instalo rápidamente. No necesito descansar, solo importa comenzar rápidamente a achicar los tiempos.
Me aseo y cambio de ropa. Después de tantos años vuelvo a vestir como me gusta, informal, casi reo y siento una comodidad que no recordaba. Soy un poco grande para el estilo, pero a mi favor el espejo devuelve una imagen cuidada, estilizada y juvenil, que esconde años y experiencia.
Pensé en todo. Cada uno de los detalles trabajados en función del objetivo. La ropa, el auto, la estética corporal con accesorios. Todo pensado y ejecutado quirúrgicamente para mostrar la superficial imagen de una persona ganadora, despreocupada y plena. Destruirá sus defensas. Son materialistas y solo respetan la imagen, no los meritos. Esa es su debilidad y eso usaré en su contra. La envidia, el materialismo exceso y el reconocimiento social son parte de su religión. No será difícil. Preparé la estrategia con paciencia y celeridad. Tengo más de 50 años pero modelé mi cuerpo, que es fuerte y visualmente agresivo. Tatuajes y accesorios completan la preparación. Nadie daría en mí más de 35 años, como los de entonces.
El pasado volverá y sobre todo en imagen, mas fuerte y preparado.
La mañana ya esta crecida cuando salgo en la búsqueda de la poca información que falta para terminar de unir lo ocurrido dentro de los tiempos. Apuro datos, recorriendo personas, trabajos, lugares que frecuentaron durante el tiempo transcurrido. Pieza a pieza, poco falta ya para terminar, para el epilogo.
Recibo datos contradictorios. Algunos confirman las mismas actitudes calculadoras y frías que usaron contra mí. Otros hablan de sufrimiento encubierto, autocríticas y reconocimientos, como si trataran de lavar sus culpas ante la gente y transformarme en el único monstruo, dueño y causante del desastre. La ira se va apoderando de mí, paulatina e implacablemente la venganza va tomando forma.
Recorriendo lugares del pasado, descubro caras vistas, más ajadas y enjutas, más surcos y carnes a cuestas. La ira se transforma paulatina en una rara ternura y no en lástima. Sin embargo, un instinto me pone en guardia, como un arma y escudo, automatizado. Es buena señal, estoy listo.
Vuelvo a convertirme en el despiadado cazador tras la mira de la venganza. Paso seguro y firme, músculos y ligamentos tensos de adrenalina. Voy a su encuentro.
Cae la noche en la ruta.
La garúa densa, pone un clima triste y casi cinematográfico al regreso. Acelero lentamente sobre la nube celeste grisácea del camino hacia el presente.
Por fin mi cuerpo y mente comienzan a relajarse con la nueva paz casi olvidada, luego de tantos años.
Por fin volveré a descansar tranquilo. Por fin, tendré de nuevo mi vida, una nueva vida. Ahora ya puedo dejar atrás el pasado, casi con la misma velocidad que aplico al acelerador del auto. Ya está. Toda la rabia, toda la amargura contenida, explota en un maremagno descontrolado, avasallante y finalmente, el éxtasis. Por fin se cerró el ciclo, y quien se atreverá ahora a enjuiciarme.
Quién desde la lógica, cuestionara la cordura de mis actos. Consumada la venganza, la más terrible de las que alguien haya sido capaz de planear vez alguna y llevar a cabo. La que nadie esperaría. La peor de todas. La exoneración. La liberación de culpas y cargos.
Un raro orgullo me abraza, y aun más rara es la sensación de saciedad, pero, es una terrible pregunta la que no puedo contestar; y ahora qué??
Ahora, qué?


(2009) Hoy entendí finalmente. Todo vuelve. Absolutamente todo.


Texto agregado el 29-09-2008, y leído por 241 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
17-12-2008 Seguramente es un texto bien escrito, pero no lo entendí. Me dejó la impresión que no se iba para ningún lado. hantero
15-10-2008 buen suspenso divinaluna
06-10-2008 me gustó el suspenso que mantiene hasta el final, muy bien narrado, buena historia***** nocheluz
03-10-2008 Excelente.Lo disfruté chapicui
 
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