LOS MURCIELAGOS
Murió extrañamente, solo se desvaneció, el medico certificó, -esta muerto-
Ya en el velorio todo era tétrico, el ataúd gris flanqueado por los cuatro cirios de flama triste y los dolientes haciendo oraciones monótonas y fúnebres, aquello parecía extraído de una escena de terror, hasta la luz eléctrica hacía homenaje a esa psicosis de pesadilla.
De pronto se comenzó a escuchar un rasgueo dentro del ataúd, pareciera que el inquilino involuntario tratase de eludir su prisión mortuoria, luego se escucharon unos fuertes golpes desde dentro, los ahí presente se movían como autómatas y no acababan de asimilar lo sucedido, pareciera que se encontraban presos de una dimensión onírica.
Alguien abrió el ataúd y de este salieron una parvada de murciélagos, que inmediatamente se fueron en contra de la concurrencia; brazos, piernas y cuellos fueron el blanco de aquello seres demoníacos, fue entonces que los habitantes de aquel extraño sueño parecieron despertar y comenzaron a gritar, una mujer en el intento por sacarse el animalillo de encima, que bebía con avidez de su muñeca, la estrello con tal fuerza en la pared que se provoco una fractura que dejo expuesto el hueso sangriento, lo cual aprovecho el murciélago para seguir bebiendo del vital liquido, otro más al intentar quitárselo de encima se prendió fuego con uno de los sirios, el ambiente se lleno de olor a ropa y carne chamuscada, aquello se volvió una escena de gritos de terror por el ataque del grupo de infernales monstruillos.
Todo aquello se sucedió de prisa, con gran terror y susto, pero finalmente regresó la calma. Al otro día; cuando los familiares fueron a darle el último adiós al difunto, lo encontraron sonriendo y sus labios estaban enmarcados por sangre seca.
|