- Soy hija de mi abuelo –me confesó Maria-
Aquella confesión me dejo helado, pero la historia fue peor.
- Mi abuelo comenzó a abusar de mi madre desde los doce años y cuando se enteró que estaba embarazada la hecho a la calle, mi abuela llorando le preguntaba ¿Por qué la echas a la calle?, mi abuelo se limito a contestar:
- ¡Es una puta!-
- Mi madre embarazada, como un perro por la calle, sufrió lo indecible desafortunadamente la humanidad es cruel y olían en ella la desgracia y la debilidad, no faltó el desgraciado que quiso abusar, viéndola en desgracia.
Una lágrima se asomó por la cara de Maria, me solidaricé con su dolor y entonces le dije:
- Que la vida nos da la oportunidad de aprender a través de las experiencias y que todo lo que nos pasa es para evolucionar y ser mejores seres humanos, repetí el discurso aprendido en la faculta de psicología, pero en realidad estaba abrumado con aquella historia.
En la segunda entrevista Maria me comentó que la razón por la cual su abuelo había corrido a su mamá, era por que ella se negó a acostarse con sus amigos, el viejo era alcohólico, y la quería prostituir por litros de charanda, pero la vida se ensañó con la madre de Maria, después de algunos días sin comer, la necesidad la obligó; sucia, desarrapada, abandonada, como perro callejero, se rindió ante el primero que le ofreció dinero por su cuerpo.
- Fue un milagro mi nacimiento, con mi madre desnutrida y tirada a la prostitución, expuesta a enfermedades, hambre e intemperie, creo que me aferre a la vida con uñas y dientes, por que mis posibilidades de llegar al mundo eran pocas –me dijo secándose las lagrimas que eran imposible contener.
La vida te habré a la conciencia si estas dispuesto, desde las terapias con Maria observó a mis hijas y platico con ellas para saber si están bien y no están expuestas a algún tipo de acoso.
- A los trece años y con una barriga de embarazo evidente, mi madre vagaba por las orillas del pueblo, fue entonces que conoció a mi padre –dijo Maria-
Su padre (de crianza) es también mi padre, la mamá de Maria se dejo morir de tristeza y se fue apagando, mi padre se volvió a casar con mi madre, a Maria la conocí de siempre como mi hermana mayor, pero siempre fue una mujer triste y retraída, si, ya se que no se debe dar terapia a la familia, (por ética profesional), pero Maria no confiaba en nadie por eso acudió a mi, con esta historia.
|