Es común que todo estudiante, e incluso, profesionales alguna vez usen un diccionario para aclarar ciertas dudas sobre el significado de una palabra. Sin embargo, ¿cuánto somos los que revisamos “este pequeño catálogo de palabra” para aclarar dudas: no sólo para aquellas palabras que solemos leer sino también para los escritos que producimos?. Es bueno tener vocabulario nuevo, y mucho mejor usarlo a la hora de escribir, y más aún saberlo aplicar correctamente.

A decir verdad, lo interesante al respecto al hecho que las personas supiesen usar todas las palabras, almacenadas y aprendidas por nuestros cerebros cada vez que leemos y hablamos, en determinadas circunstancias y canónicamente, además en los contextos apropiados, harían posible que no hubiesen males entendido con la lengua escrita, como lo suele haber. Por ende, tenemos que tener al menos un concepto claro del término al que vamos a usar en los contextos de cualquier escrito nuestro, y más aún cuando somos entes que manejan la escritura.

Y en tal caso de presentar algunas dudas con la utilización de dicho término, podemos recurrir al llamado diccionario para que nos solvente la(s) duda(s). Alexis Márquez Rodríguez, escritor y crítico literario, en “Con la Lengua”, volumen uno, no explica que: “se emplean mal determinadas palabras, casi siempre porque se cree conocer su significado, cuando en realidad no se le conoce”. Por eso insisto en el uso del diccionario. Aunque se puede recurrir en la actualidad en forma más práctica y rápida a la página de la Real Academia Española para consultar cualquier vocablo http://buscon.rae.es/diccionario/drae.htm.

Ciertamente algunos diccionarios no nos aclaran todas nuestras incertidumbres, y a veces tienden a confundirnos más de lo que nos encontrábamos antes de consultarlos, por lo que es recomendable usar siempre más de uno.

Por otro lado, hay términos que seguro no aparecen por ningunas circunstancias en diccionarios de alto renombre. Posiblemente es que no hayan pasado el escalafón que toda palabra deberá pasar para ganarse ese rincón o espacio en los mencionados libros. Y solamente es indispensable para emplear, si se quieren, esas palabras en nuestros textos un poco de sentido común, algo no muy difícil, de tal forma que al lector le agrade, y no incurramos en cometer el grave error de no manejar del todo bien nuestra propia lengua, ya que existen muchos vocablos de la lengua hablada que se irán incorporando a la lengua escrita, y estas a su vez en el diccionario, y esta última únicamente para mostrar cuan preponderante ha(n) sido esa(s) palabra(s) a lo largo del tiempo. Puesto que el hecho de que una palabra no exista en el diccionario, no significa que no la podamos usar.

Adicionalmente, quisiera añadir a este texto una anécdota en la que yo me encontraba discutiendo sobre el vocablo “coñazo”. En esa conversación le comunicaba a un amigo que yo por curiosidad de la vida busque en un diccionario de bolsillo y no la encontré. Y casi la dejo de usar para un de mis cuentos. No obstante, la busque en otros más reconocidos como “El pequeño Larousse 2001” y “el de la lengua española”, de la colección de la biblioteca El Nacional editado por Espasa, hallando el siguiente significado para el primer diccionario: “COÑAZO Vulg. Persona o cosa pesada y molesta // dar el coñazo, molestar” y en el segundo: “persona o cosa aburrida o pesada”.... Yo al menos no pensé nunca encontrar esos conceptos a sí definido debido a que siempre había interpretado esa palabra como sinónimos de golpe. Por tanto, estaba completamente seguro de no usar dicho término, hasta que lo busque en el Diccionario de la Real Academia definido así: “2. m. vulg. Ven. Golpe fuerte.” .Y me decidí a usarlo.

Este ejemplo nos muestra la confusión de no querer usar un término por el simple hecho que no aparezca en el diccionario. Hoy discrepo de lo que hice. Y pienso que nosotros somos los que decidimos el uso de una palabra escrita, no un diccionario que es solamente un registro, un catálogo de palabra en el tiempo, que sirve de ayuda, ¡cómo no!. Es nuestro sentido común el que dará pie al uso o desuso de una palabra para que figure en las páginas de un diccionario. Y en última instancia de que nuestro sentido común no falle para el uso correcto de una palabra deberemos entonces de recurrir a esos estudiadores de la lengua como Alexis Márquez.

Finalmente, mi objetivo real con este texto no es sólo demostrar nuestra ignorancia a la hora de usar ciertas palabras sino tomar conciencia a la hora de escribir.

Daniel Gutiérrez Carrasco