Me siento frente al compu y siento que mi energía se acaba. Escribo y me hago débil, triste, acongojado. Mis hermanos creen que es por alguien, pero a la larga es por mí mismo.
Llevo tiempo sin escribir en el procesador de textos, prefiero hacerlo a mano, sentado en un parque, al lado de una ventana, en una panadería, en un bus.
Tengo muchas ideas, como para varias novelas, estoy inspirado, pero mi máquina de escribir está guardada en una caja y no escucho su martillar ruidoso, ni la tinta se deshace en mis dedos.
Como chocolates para pasar la ansiedad, sigo escribiendo en otro lado, me imagino volando en una alfombra mágica, saliendo de mi ciudad a una isla lejana, la isla arcoiris, donde pasa lo que en ningun sitio.
Suspiro, espero, duermo y leo. Pero la tristeza está ahí sin razón aparente. La aromática me calma, el chocolate me endulza, el recuerdo de los rostros en la calle me llena de ideas. |