Esa mañana triste de junio, con su aire helado, su brisa marina algo apestosa, que hacia presaguiar un dia de lo mas sucio, solamente queria una cosa, acercarme a mi balcon en la calle Antares, y encontrar toda la mirada hacia el horizonte destruida, encontrar ese ambiente de desolación, que deja una guerra, la tristesa ifima que poco a poco engendraria en mi una sonrisa,
simpre me preguntaron por que era tan inhumano, me dijeron que estava enfermo de tan solo pensar en eso, nunca hce caso d nada, total, la gente nunca me dio nada que me hiciera pensar lo contrario, uno a uno estos repulsivosseres que vivian junto a mi, con sus ruidos insoportables, sus lujuriosos gritos, cada vez me volvian loco; del otro lado una jubilada y sus nietos, eran lo peor; llantos, sonidos de cosas que se estrellan con el suelo y estallan como proyectiles. A pesar de que nunca me case ni tuve hijos, se que jamas hubiera enjendrado un par de demonios; creo que lo que en verdad me destrozaba los nervios, era escuchar, a la pobre mujer, ella tan bonita hace unos años antes de que esas destructivas criaturas le deshicieran la vida, creo q eso me desconpagino. Antes podiamos sonreir, cada uno en el umbral de su puerta, no sabiamos de que nos reiamos pero lo haciamos, se sonrojaba y se escondia tras la puerta; nunca hablamos, tal vez una vez en una fiesta del barrio, cuando ninguna lacra habia llegado, pero eran tiempos lindos, ella tan sutilmente coqueta, y yo todo un galan de la dcada del 60, todo arrugado y aun con la sonrisa ligeramente escondida,por falta de unos cuantos dientes, perdidos en una pelea en defensa de unas chelas.
Que tiempos aquellos, pero nada era lo mismo, ahora las lacras creian ser importantes y subian el volumen de sus radios con discos transparentes, y pareciera me tiran la pared.
Abri ligeramente las cortinas de terciopelo que hace mas de 20 años estaban alli, y vi el mismo paisaje de siempre, entro el mismo bullicio de siempre, y lo peor de todo, la misma cojuda vida de anciano casi muerto. |