EVOCANDO UNA CONTEMPLACION DE CRISTO
(Del libro "Gárgola. La aventura del espectáculo")

Sonaron las campanas de bronce
y los extremos de mi alma se tocaron.
Los encontrados sentimientos guiaron
a mis reflexivos pasos
entre bancas de madera.

Su cara a la mía se enfrentó
y mis ojos traslucieron pequeñez
ante la paradójica Corona
suspendida entre palos cruzados.

Una lágrima inundó mi rostro
cuando ví por sus ojos
los transigentes caminos
que han llevado a los hombres
a llenar sus bolsillos de ambiciones.
Y otra lágrima lavó mis temores
cuando por su mirada también vi
emergiendo el perdido Amor,
no sólo entre cúmulos de nubes,
sino a través de alerces
y por espuma de olas
para serenar la inquieta
y atribulada humanidad.


Lionel Henríquez B. Agosto de 1991