las maderas rotas del piso nada hacían suponer; es más, era lo único cierto o sobre lo que cabría alguna certeza: que estaban rotas, por lo demás todo era dudable; podían o no haber estado ahí en el momento de los sucesos, quizás también, podía haber habido muchas cosas más que las que se suponían y estarían faltando; en realidad si las hubo no había mucho rastro, ni poco, a decir verdad: nada, nada de cosas y cosas que las relacionen al hecho; pero dio lugar a suponer, no se porque, a lo mejor porque a uno le hace falta darle un tinte de misterio o de macabra fantasía, o siniestro, podría ser de algo vulgar también; quizás sea que uno no acepte que sólo haya unas maderas rotas en el piso nada más, sobre todo ante tamaño suceso que se dio en este cuarto, ahora vacío
el polvo ha cubierto la huellas, seguro, si es que quedaron las mismas; ni en las paredes ni zócalos hay marcas que delaten algo, en todo hay polvo blanco, como lo había mencionado ya; por el indicio que aparentemente da las ventanas completamente cerradas, habrían entrado por la puerta, o en su defecto, por una de ellas, que sería la misma que usaron para salir y cerraron o entraron por ella y salieron por la puerta que estaba más bien abierta… - no me acuerdo si lo estaba o yo la abrí-, -no, no, yo la abrí, estaba cerrada-, -por donde habrán salido?- volvió a pensar
lo más incomodo de deducir es por la carencia de objetos, sillas, mesas, cómoda, camas, floreros, roperos o lo que fuere; cosas que posiblemente se llevaron para cubrir por completo el hecho; o quizás no, nada había y lo sostuvieron colgado del techo – pero qué tonto!, si en el techo no hay nada, sólo cielorraso, de donde asir algo para colgar a alguien desde ahí-, volvió a repensar
pensando mejor, se dijo, un plástico, un plástico en el piso; ahí ningún rastro quedaría, lo sacan y chau!, nada queda, como ahora que nada hay, -eso es… un plástico…-
-che, ramón, que carajo haces ahí?, -las ratas muertas están en el cuarto del lado, deja cerrado y anda a sacarlas- una voz enérgica y ronca se había escuchado
-si, si, ya voy patroncito…-
guardó la lupa y la pipa en su cabeza y se dijo: -la próxima lo voy a descubrir yo!-
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