Mientras transcurría el año 2089, en lo que se consideraba la capital del mundo, empezaba a circular una gran noticia: Didiel Angus era su nuevo gobernador.
El era un joven con un gran futuro por delante, pues era un genio y no dejaba pasar ninguna oportunidad por alto. Se le podía describir como un joven de 18 años, tez clara y cabello castaño.
Gracias a el la cuidad empezó a dar grandes pasos con la tecnología, las calles se iban librando de robos, se creó la mejor academia militar de la historia y con la apertura de un sofisticado laboratorio, las enfermedades empezaron a desaparecer.
Por esa época, varias parejas empezaron a tener sus retoños, pero hubo uno en particular: los Soric. Ellos eran los que encabezaban el gran laboratorio, y aunque sus descubrimientos eran brillantes, nada se comparaba a tener tu propio bebé.
Algo peculiar en la academia militar era su concepto de evolución: “Un cambio constante del que nadie se puede escapar, y solo los que se adoptan son los que dominan”.
Puede definirse que era como su filosofía, como una metáfora de que al igual que el tiempo, uno también debe de avanzar, pero fue hasta unos años después que lo entendía a la perfección.
Pasaron 4 años, y todo iba viento en popa; incluso hubo un día en que los Soric descubrieron una fórmula, un gen para poder cambiar algunas características del ser humano. Se la mostraron al Alcalde y el estaba tan fascinado que quería que la probaran en él mismo, pero lso científicos pensaron que sería más fácil en un niño (¿Qué tal si el Alcalde se intoxicaba?) Así fue como el gen fue inyectado con delicadeza en su propia hija: Jocelyne, una inocente criatura de grandes ojos y el rostro con varios lunares.
Ellos le dijeron a Angus que tendría que esperar hasta 24 horas para empezar a ver los resultados; el dijo que con gusto esperaría, pero la realidad era muy distinta, ya que en su interior se moría por saber.
En medio de la noche, el descanso de la pareja fue interrumpido por un pequeño llanto, se dieron cuenta que la reacción del cuerpo no fue tan pacífica como ellos esperaban, por eso dejaron que ella durmiera entre ellos dos para que abrazada por su papá y acurrucada por la dulce voz de su mamá, pudiera tener un sueño tranquilo.
A la mañana siguiente . . . |