ÚLTIMO Tu fugacidad quedó en mí, (nítida en el cauce de neblinas) hecha de aroma y piel, de miradas con cierto oculto, furtivo brillo para mí. Quizá el viento norte, un día, a la siesta, invite a morir. Bajá la persiana. No dejes que ello ocurra si aún no estuvimos juntos por última vez. Solo así aceptaría partir al olvido.
Texto agregado el 22-09-2008, y leído por 262 visitantes. (10 votos)