En esta playa de olas con balidos de cordero
marinero soy de ochocientos siglos ebrio
entre olas estoy con ausencia de la edad y del tiempo
sólo me resucita esta manera de estar triste
estos odios contra esta arena sin sentido
la nulidad de reafirmarse la orilla constante
odio el volar errabundo de las gaviotas
estos chasquidos de agua que no cesan
latidos de tierra y pájaros que no descansan
mi pasado con ella abierto en relámpagos
flotando aquí su mar que en sed pretendió envolverme
su espuma queriendo empapar mi nombre con su cuerpo
pretendiendo acariciar mis lunas con brisa de lago
prisionero fui de las libertades del amor
de borrar la purificada sed que me produzco
me enamoré de tan poco que no quedaron fuerzas
sólo los deseos enormes de cortar el cabello del beso
en aquel barco que adelante me condujo
hacia una luz abierta con los ojos cerrados
y dibujar mejor las bocas que aún me quedan por amar
en este sol orinado por un tiempo nefasto poético
que pudiera ser raíz de oro si ella dejara de ser verso.