Si no fuera por
Charles Bukowski
quizá ni siquiera
estaría
escribiendo
estos versos,
Si no fuera
por Charles Bukowski,
quizá ni siquiera
habría conservado
tan sólo algunos,
tan sólo algunos,
de estos poemas,
de estos poemas.
Todo comenzó en esa
en esa tarde gris
sin acordes de tango,
todo comenzó en esa
en esa tarde gris
de un gran bajón
y ahí estaban los libros
del gran Bukowski,
en esa tarde gris,
en la suprema biblioteca,
de una gran ciudad
que ni siquiera es ciudad,
en la suprema biblioteca
de la no-ciudad,
de la no-ciudad de Miami-Dade,
oliendo a papel viejo,
oliendo al chamuscado recuerdo
de rancia cerveza y besos baratos,
reciclados en sudores
vespertinos de lectores
anónimos y escritores marginales,
en un rincón no tan frecuentado
de la suprema biblioteca
acechan los libros del gran Bukowski,
acechan desde el Sur,
agazapados en un Sur
que es el Sur del Norte
y de ningún Norte.
© Eytán Lasca-Szalit, septiembre de 2008
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