La pre-escritura de la escritura.
Releyendo la re-escritura del Quijote de Pierre Menard, asumo que Borges se la dictó, en su afán de recrear la post-escritura de un clásico se inclinó por eso. Sin embargo, el proceso pre-escritura, en que se adentra la escritura, ya que literatura es un término demasiado amplio, convida a pensar que Shakespeare no eran varios, sino dos o tres copistas. ¿Por qué Pierre Menard no es Borges? Por la sencilla razón que Borges es otro. Ese otro que vive en una realidad alterna, y que algunos escritores piensan que escribe, no sólo es mudo, además es manco, porque se está viendo a si mismo. Hay una pre-escritura muda, que, lejos de disolverse en los vericuetos del pensamiento conduce a la escritura. Esta escritura escapa del pensamiento y se transforma en palabras. Poesía, cuento y novela, evidentemente es post escritura, y en esas realidades alternativas que podemos manejar que subsisten en diferentes planos dentro de la escritura y sus géneros. Imaginemos que en el universo hay tres planetas con sus dobles y hay 3 idiomas en cada uno, esos 6 idiomas se transforman en uno, no sólo es absurdo, es conveniente pensar que hay 3 idiomas en 3 planetas con sus dobles planetas y idiomas, que son 6 idiomas y no 1, y que a la vez son diferentes entre sí. La idea de que haya un sólo lenguaje universal aterra a mas de uno. La mezcla de los varios lenguajes queda para los mas versados, de igual modo aprender los 3 o 6 idiomas. La subsistencia de uno solo es a priori una utopía ridícula. Mientras el idioma persiste en el espacio, es el tiempo que se encarga de dar forma a su contenido mediante los habitantes y la escritura. Hubo en la pre-escritura un idioma mas complejo que los signos cuneiformes, y fueron las palabras. Ese lenguaje que no proviene del alma, es un proceso complejo que se gestó en primera instancia en los pensamientos para convertirse en un cúmulo de sensaciones. Sensación de entender que mediante una conexión muy fuerte podía haber entendimiento entre partes disímiles y iguales, incluso diferentes idiomas. Las traducciones eran necesarias en la medida de lo textual, el "érase una vez", le dió paso al "y ahora", pero el entendimiento también se condujo por un camino misterioso y que aún así hubo entendimiento de pensamiento a pensamiento. Y ese pensamiento fue escrito. No bastaba sólo con ver a la otra persona, se necesitaba transmitir el pensamiento. Por eso podríamos decir que lo que escribimos en realidad no lo estamos escribiendo nosotros, que lo que ahora estoy escribiendo es producto del pensamiento de otro, incluso lo que ya escribí o escribiré. ¿Si lo que escribes no lo escribes tú, quién lo escribe? Eso no podemos saberlo, habiendo tantos pensamientos en el éter, cabe como posibilidad la teoría de dirigir el pensamiento aunque pareciera poco probable, no por ello imposible. Sin embargo, existe otro, que no es mudo, ni manco, y que en realidad sí es otro y que es quien en realidad escribe. Ese otro que no es uno mismo y que no es quien nos piensa sino quien piensa. La paradoja es que quien nos piensa también escribe, aunque no sepamos quien es.
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