Tiempos Perversos

Hoy que el diablo acecha como un cordero tierno, la virgen se pasea desnuda por las calles atrincheradas. La agridulce hembra se florea. No come mas del anzuelo y tatúa corazones flechados para enamorados enlazados por vínculos perpetuos. La boca del lobo se llenó de lluvia ácida y mercancía barata. Curiosa vestida de plástico ofrece su fragilidad a los hospitalarios designios de hombres oscuros y carrozas fúnebres amedrentadas de vida. Esta noche la muñeca danza mas de la cuenta, y se arrastra a gusto de los comensales. Da su primer paso anunciando la alevosía en un acto desenfrenado de calambres hormonales correteando por su pubis y tetas semicaídas. El invierno ocultó sus ojeras con una fina capa blanca. Pesando la esperanza, buscó abrigo en una falda; y guiñando un ojo pintó con acetona una postal ensombrecida. El fantasma de la ópera viaja en taxi; un viejo decrépito que despilfarra su vida olvidando lo que aprendió. La orgía comienza tan puntual como siempre. Lleva esa bandeja repleta de mala vida y colillas de ocasión a primera vista al retiro de sus pómulos hinchados de tinte rosáceo. Hay telones enlodados que ya no sirven de alfombra y se confunden con el piso de un escenario embarrado. Levita y mueve las manos del inconsciente, salpicando aceite ante el estupor general. El loco tuerto la quería para acabar su festín nocturno. Se encontraba aún en ayunas y las inyecciones del amor fueron muchas, esas que nos damos para aliviar la tensión. La columna vertebral de todo enamoramiento es el deseo y el coito consumado que nos vivifica mas allá de la experiencia. Esa nochecita no nos resistimos a la mulata, y compartimos sonrisas, sudor y lágrimas. El trauma de la soledad es no compartir con nadie su instinto sexual. Las bolas del pool ruedan distrayendo la melodía de Beliath, y la lógica euforia se acaba con la melodía de un clavicordio celestial tocado por los ángeles. Los canapés son manoseados por manos temblorosas que no sienten nervios. La perversión es un gusto que se sabe disfrutar. La pálida dark dilata sus pupilas. Hilos ociosos la manejan provocándole espasmos de excitación y histeria. No derrama lágrimas y siente el deseo primitivo de probar el sexo. La sustancia le formateó la materia gris para luego recuperar sus retazos ya estando muerta. Las frutillas que adornaron su corona, la nata sintética y la crema de luna para la ira. Si supiera que lo peor de todo era su belleza. Tanta belleza podía divertir un momento y se acabó. Se robotizan para informar más lo que ya sabemos. Fue ayer y hoy, en esta sala el tiempo no transcurre. ¿Es placer o castigo? He visto sus ojos desorbitados y también aterradores, y tanta belleza... El tuerto se ha disparado, no una, dos veces, la segunda no falló. Aún me parece ver el momento en que la bala atraviesa su sien. Hecha de un material resistente a las bajas pasiones la mulata mueve su columna vertebral, mientras la observamos reflejada en los mil espejos rotos de la existencia. La puta de la tetona feliz, derrama una lágrima, si que merece nuestra aprobación, ella baila aferrada al tubo afrodisíaco y no se conmueve por tan sólo un dinerillo. Los monstruos Se babosean ante su escultural figura de carne y hueso, y ella... sólo quiere descansar sus pies por unas horas. Sentada en la cama no rinde lo mismo que en su actividad preferida.

No necesitaba la vírgen saber de la maldad del Diablo para volver a vestirse.