Andrea está convencida que hay un ánima que le pide algo, podría ser su madre, le hará una misa. O bien su padre, a quien no conoció por lo tanto no fué a su funeral, las dejó abandonadas a su madre y a ella aunque la Amanda más entendida en esto dice que a lo mejor se arrepintió antes de morir y no se lo pudo decir.
Inquieta, dormía mal y poco y Jaime no quería oír más de penaduras y que la Amanda era ignorante y que se alejara de ella: - Piensa que tu nerviosismo se lo traspasas a Jaimito. Estás desmejorada y tendrás que ir al médico si no superas estas crisis.
Andrea empezó a simular tranquilidad a su lado. aconsejada por la Amanda, la rama de palque que le llevó, la metió entre las plantas, total Jaime ni cree, ni conoce las plantas y el lunes le encendió un paquete de velas detrás de la hoja de zinc que estaba apoyada en la pared, al fondo del patio, para quien fuera que necesitaba ayuda, rezó y se tranquilizó un poco.
Aunque agitada esa noche durmió sin sentir ruidos extraños.
La noche del martes se despertó y otra vez ese ruido de arrastrar cadenas. Sintió ganas de liberar su tensión. llorando a gritos, se sentía acostada como en una cama de fakir.
Anoche se acostó más temprano, lánguida no podía más con su inquietud. Jaime atendió al niño y mañana la acompañará al médico. Se durmió orando y bien apegada a su marido. Soñó con nebulosas sábanas danzando, extrañas flores negras que se multiplicaban y la ahogaban. Sueños horrendos.
Jaime ya duchado y vestido la despertaba y sonreía, le acarició el rostro diciendole: -Calma, mí amor. Ven a ver tus ánimas. Andrea con fuerte palpitación en su pecho, descalza, lo tomó de la mano y caminando con incertidumbre, porque Jaime sonreía. El la cogió de un brazo y la acercó al closet abierto. Mira tu ánima. Ella vió algo que se movia y dos botones fosforescente a la defensiva, el ruidito era el que ella ya conocía y se le doblaron la rodillas. Andrea volvió de su desmayo y vió a Jaime entrar y le dijo: -Tranquila, hice un atado con el sueter caído del gancho y ahogué las crías, la rata madre se perdió detrás de la hoja de zinc, al fondo del patio |