Caminaba tranquilo por la calle sin nombre,
con un cigarro a medio terminar,
la mano izquierda metida en el bolsillo de mi casaca marrón cuero, ya gastado.
Mi jean azul claro, mostrando el paso del tiempo,
una par de zapatilla ploma, algo sucias,
que se quejaba de su tanto andar.
Caminaba...
Y a lo lejos, la poesía hecha carne,
la Hemosa Niña hecha estrella color cielo,
la lluvia más cándida y espectral,
de tono lunar, en el viejo pavimento.
Venía hacia mí, zigzagueante,
cual pasarela en medio del desierto,
con un jean azul noche,
una casaca propia de invierno,
unas botas negras a su rodilla,
y su peinado infantil con toques rosados.
El brillar de sus claros ojos,
hacían juego con sus largos pendientes,
su rostro despierto color vida,
coquetea con su magnética sonrisa infantil,
de gestos de niña y mirada de mujer.
El viento tibio despacio y sincero,
seguía su caminar de primavera,
soplábale cariñosamente su bello rostro,
y algunos cabellos que en él se posaba,
e iba al compás del pausado andar contagioso.
Sus manos ocultas, se abren al cielo crepúscular
al unísono, el encuentro nos estremece,
la contagiosa sonrisa es compartida,
nos saludamos con un desesperado beso...
y los abrazos interminables y perennes,
era mi Hermosa Niña, era ella,
la sonrisa de mi rostro, el dibujo de mis miradas,
la paciencia de mi ánimo, el AMOR perpetuo,
Mi Hermosa Niña, que hace tiempo no la veía,
segundos a la vuelta de una esquina.
...........................................................El Gabo
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