estoy al margen de mis deseos,
de ti paseándote por esta que soy yo
clavándome tu carne en el borde de mi
corazón como una constante que se aparece
vertiginosa para no entregarme al olvido,
para no matarte con destreza como si
esa hubiese sido mi habilidad desde siempre
y de repente
verte caer
y tener tu respiración
(a veces) como sabiendo que
no va a durar,
que estamos ciegos y
mejor abrázame fuerte,
aprétame la cintura cuando todo
eso pase, tú y yo
flotando en un imaginario recurrente
porque lo único cierto acá es que tú me miras
a los ojos sabiendo que yo puedo leer en tí
y que los aviones y un café a la orilla del río,



todo eso, todo voy a
memorizar tus huesos.