Hoy escapé de mi libro de historias,
historias de amor, de odio, de rencor, tristezas y perdón.
En cada capítulo nombré a los que me hicieron daño,
a los que me hicieron bien y a los que me hicieron llorar.
Los actos representan el teatro de mi soledad,
pues cada personaje entró y salió a como se hace en un ascensor.
“Y de nuevo sola ensayé mi guión”, las luces se volvían tenues,
centellantes y moderadas. Cada paisaje representó su esplendor
anochecer, amanecer y atardecer, cada cual con su belleza.
Escuché el cantar de los pájaros, de los ríos y las montañas,
sentí el olor a azafrán y a tierra mojada, siendo yo mi protagonista.
Luché con temibles monstruos, amé a preciosos caballeros
y embosqué a mis enemigos.
Historias sí, en las cuales conocí lugares inimaginables,
caricias con mesura, horizontes infinitos, castillos en el aire
y acantilados a la orilla del mar.
Historias en donde cada beso, cada lágrima, cada risa
y cada gota de sangre, perdieron su estandarte
y yo como simple ser humano, sigo sin ánimos de despertarme
y sin una razón para olvidarte.
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