Un murmuro se oía en aquella habitación, por vez siguiente dejaría mi presencia, varias voces y miradas mi angustia exaltaban, confiarme no podía porque allí el espejo estaba, más de dos veces, quizás unas tres, tocó a la puerta, efectivamente era ella, realidad cruel de pensamiento, mi suerte hechada estaba, nuevamente dirigí mi vista a sus cristalinos, pensé en su alma y no en su piel, cuan oscuro fué su pasado, debido a esto respeto inspiraba, las miradas continuabán y lo que sucedió luego, es la causa de estar aquí, ¿ahora comprenden por qué oculté eso?, el error cometido mientras hablaba fue guardar su secreto, intentó engañarme por un instante, es impreciso decir lo que siento, ustedes juzgando están mis temores, los sabores de su cuerpo sangrientos fuerón, vacilé mi alma y carnalmente la hice mía, no recuerdo luego, bueno, el filo de aquel puñal, mucha sangre en mis manos y las malditas lágrimas brotando de mis ojos, se posaban en su pecho, en ese momento ví con demencia lo que un cobarde piensa, ¿dudan de mi inocencia?, está bien, la maté. |