El Pacto
La vida no es la que uno vivió, sino la
que uno recuerda y cómo la recuerda
para contarla.
Gabriel García Márquez
“Vivir para contarla”
- No ha hablado, pero usted me hizo la pregunta. Era un tipo como de mi estatura, moreno de pelo negro y liso... vestido con una guayabera tropical con motivos frutales, pantalón blanco y zapatos Rockport, nada especial... como cualquier otro viajero del Caribe debe lucir.
- ¡Yo no le he preguntado nada!
- No se que clase de broma es esta...
- ¿Usted pretende ser el Diablo? Esta vaina no me estaba gustando nada.
- Soy Lucifer... también puede llamarme Satanás o Belcebú, vengo para ofrecerle un pacto.
Pero para que podamos entendernos, empecemos por el principio, todo esto sucedió en Un Crucero de cuatro noches en Abril.
Prologo
Estaba ajustando el presupuesto de gastos y lamentándome en silencio por las dificultades de encontrar trabajo cuando tienes mas de sesenta años (ver “En la Piscina”) y lo injusto que es que Liliana sea la única que trabaja en la casa... en eso sonó el teléfono y al responder.
- Hola Daddy.
¿Como te va? Me dijo Alessandra.
- ¡Muy bien amorcito! Respuesta universal a la pregunta, sin importar si te estas muriendo de hambre o podrido en plata.
- ¿Y tu? Lógica continuación.
- Te cuento que los mande a la mierda. Me comento sin mayor explicación.
- Me parece muy bien... ¿A quien mandaste a la mierda? Pensando en mi interior en que problema se habrá metido.
- Al trabajo, no cumplen con lo prometido. Me respondió en un tono como diciendo ya deberías saberlo.
- Manda todo al carajó y vente de una vez. Fue mi consejo paterno.
- Voy ha ir, pero solo para visitarlos... pero me voy a vivir a Nueva Orleáns con Donald.
- Llego el Miércoles veintiuno, a las 9 de la mañana al Aeropuerto. Finalizo.
- Me parece muy bien.
- Déjame pasarte con tu madre. Que era con quien mi hija realmente quería hablar.
- ¡Flaca!... Alessandra al teléfono. Grite para ser oído.
Laly estuvo hablando con su hija casi una hora, llenándola de preguntas y obteniendo pocas respuestas... como todo el mundo que tiene una hija de veintidós años que se las sabe todas; cuando colgó el teléfono.
- Estos vendedores de carros son unos hijos de puta, ya no la quieren mandar a Chicago para el entrenamiento y no saben cuando le van a aumentar el sueldo, Alessandra ya renuncio, su ultimo día es el 30 de Abril; pero se viene a pasar unos días con nosotros, se queda hasta el veintiséis de Abril. Me contó la flaca.
- Lo bueno es que ya vendió su casa y va ha tener una utilidad de casi quince mil dólares. Continuo mi jefa.
- Tendremos que programar algo para celebrarlo. Dije yo, botarate.
- ¿Cuanto tenemos en el Banco? Pregunto Laly que como mujer es mas practica que yo.
- En el Banco en efectivo, unos mil quinientos y en la Tarjeta de Crédito podemos usar otros mil quinientos dólares.
- Eso es todo lo que tenemos y falta pagar la hipoteca a fin de mes. Fue mi respuesta, como encargado de nuestra escasas finanzas.
Continuamos conversando al respecto, tratando de minimizar los gastos e intentar una diversión a lo grande con nuestra hija... tal vez influenciado por mi pasión por la Timba y el hecho de que tenia un cupón de ciento veintidós dólares para ser usado en el Casino de a bordo, producto de un Crucero del tiempo de las vacas gordas... incline la balanza a favor de un Crucero de cuatro noches... dos navegando con rumbo a la Isla de Cozumel, todo el día en la isla y dos noches de retorno, usando el Internet logre una verdadera ganga... los tres en Cabina interior por novecientos treinta y cinco dólares, incluido impuestos y gastos de embarque, como ustedes sabrán esto incluía todas las comidas a bordo.
Primera Noche
El barco Sensation zarpo a las cuatro de la tarde como estaba anunciado, nosotros lo abordamos mucho mas temprano para cumplir con los tramites de Inmigración y de Seguridad antiterrorista, nuestra Cabina E227 localizada casi en la popa del navío mas parecía un closet que un dormitorio para tres.
A las siete y media abrió el Casino, en la Caja me dieron los ciento veintidós dólares de mi vale, los que sumados a los trescientos que había separado de los quinientos que sacamos del banco, eran cuatrocientos veintidós dólares para hacerlos parir.
Siguiendo la tradición familiar iniciada por mi abuelo Giovanni Gazzo en 1910, aposté al ocho negro a la ruleta... por supuesto la bolita paro en cualquier otro número, que no recuerdo... Pero yo había ido a jugar Póquer de tres cartas.
Este hijo bastardo del real Póquer fue inventado en el Caribe y es muy fácil de jugar --- cada jugador tiene tres espacios pintados en la mesa en forma vertical:
Par o mejor
Ante
Juega
Se apuesta en Ante, el crupier repartirá tres cartas a cada jugador y este para continuar en el juego pone la misma cantidad de dinero en Juega, el crupier destapara sus cartas, si tiene una Reina o mejor, se dice que califica y el juego continua --- si no califica pagara a cada jugador el valor que deposito en Ante --- si las cartas del jugador son mejores que las del crupier, este pagara una vez el valor de fichas en Ante y en Juega; la posición Par o mejor tiene un comportamiento diferente; depositar dinero en esta posición no es obligatorio, pero es donde usted puede realmente ganar, pues el crupier pagara varias veces el valor apostado dependiendo del valor de las cartas.
Un par paga una vez lo apostado, Color paga tres veces,
Escalera paga seis veces mas un premio de una vez Ante,
Trío paga treinta veces mas un premio de dos veces Ante y
Escalera Royal paga cuarenta veces mas un premio de tres veces el valor en Ante.
Fui el primero en sentarme en la mesa de Póquer de tres cartas y empecé a jugar sabiendo que solo seria por treinta minutos, pues la comida se serviría a las ocho en el Comedor de Gala.
Cuando entre al comedor era cien dólares mas liviano, Laly y Alessandra me estaban esperando sentadas solas en una mesa para diez personas, me senté y al ratito llegaron cuatro chicas, dos rubias y dos morenas, las que se sentaron sin saludar, como lo cortés no quita lo valiente... yo las salude y ellas contestaron, seleccionamos la comida en el Menú del día, el camero trajo unos entremeses ridículos por su tamaño, pero el plato de fondo era descomunal.
Durante la sobre mesa un tipo osado --- que me hizo recordar a mi mismo en mis tiempos de Casanova --- se acerco a las chicas con una cámara desechable, que ni siquiera tenia flash pidiendo permiso para tomarles una foto, las niñas posaron coquetas para ese Aprendiz de Tigre que consiguió su objetivo de romper el hielo.
Jugué hasta las dos de la mañana y solo perdí trescientos dólares en total.
Segunda Noche
La noche empezó temprano, a las diez de la mañana abrieron el Casino, para las dos de la tarde cuando fuimos por una pizza con mis chicas, ya tenía quinientos dólares en el bolsillo.
Regrese a seguir jugando, cuando Laly me busco a las ocho para comer, solo me quedaba cien dólares y nos fuimos al comedor; donde las chicas estaban haciendo gestiones para sentarse en la misma mesa con el Aprendiz de Tigre que aparentemente había sido muy bueno la noche anterior, se lo negaron --- este péndejo, mientras abrazaba a la gringuita con la nariz respingada, le mandaba besos volados a una castaña sentada en otra mesa... que se los respondía --- era la noche de la cena del Capitán, comimos Langosta y todo el mundo repitió.
- Ese tipo se parece a ti. Me dijo Laly.
- Antes de que tu me domaras. Respondí yo, levantándome para ir al Casino.
Cuando me acosté a las once de la noche, era pobre de solemnidad.
Tercera Noche
En la madrugada el barco había acoderado en la rada de la Isla de Cozumel, ahora con la luz del día estaba acercándose al muelle para que desembarcáramos. En los dos muelles de la Isla estaban amarrados seis barcos contando el nuestro, cada nave cargaba unos dos mil pasajeros y mil tripulantes, esto quiere decir algo así como doce mil gringos para ser ordeñados por los 65,000 habitantes de la Isla.
Laly tenía cincuenta dólares para los taxis y nadie tenía un centavo más --- como cantaban los Panchos... ♪♪ Me voy pal pueblo... hoy es mi día ♪♪ --- pagamos seis dólares hasta el mercado de abastos, que es donde conoces el espíritu de un pueblo, porque el pueblo siente por el estomago.
La Tarjeta de Crédito estaba en el límite pero teníamos que comer algo... De un cajero automático sacamos doscientos dólares con la consigna de gastar cien en comida y regalitos y usar los otros cien para recuperar todo en el Casino, Laly puso mucha resistencia... pero como siempre se dejo convencer por mi majadería --- Liliana en la mujer que nació para mi, si no la hubiera encontrado cuando ella tenia veinticuatro años... habría tenido que inventarla --- nos fuimos a la playa, arenas blancas y mar turquesa, comimos pulpo y otros mariscos del Caribe.
A las diez de la noche me di con la noticia que el casino abriría en la madrugada pues tenia que estar fuera de las aguas de México, decidí tratar el día siguiente, al pasar por el Salón Polo vi al Casanova bebiendo en la barra, que me hacia gestos para que me acercara, lo que hice no de muy buena gana.
- ¿Qué toma? Pregunto mostrando el bar con la mano derecha.
- Nada... gracias
- Insisto. Dijo el.
- Una margarita. Acepte yo.
Pidió dos Margaritas bien cargadas, según dijo... el ya tenia varias entre pecho y espalda, la conversación típica de borracho que siguió no merece comentarla, el Tequila raspaba mi esófago al bajar, por mi poca costumbre, el alcohol me agarro rápidamente y comenzamos a intimar.
Cuando dejamos el bar, ya nos conocíamos hacia meces.
Cuarta Noche
Empecé a jugar a las diez, cuando me encontré con mis mujeres para almorzar tenia doscientos dólares en el bolsillo, había recuperado cien... tres horas mas tarde podías voltear mis bolsillos sin el menor temor, estaban vacíos.
A las ocho en el Comedor me remordía la conciencia de haber perdido y tenía la absurda seguridad que tiene todo jugador compulsivo... de que si seguía jugando iba a ganar grande.
La flaca que me conoce como si fuera mi madre, a veces yo mismo creo que lo es.
- ¿Qué te pasa?
- ¿Pediste todo? Me pregunto el amor de mis amores.
- Si... perdí los cien dólares, no tenemos un centavo. Yo sonaba arrepentido.
- Total si ya estamos usando la plata que teníamos para la hipoteca, saca mas y recupera. A veces creo que Laly cree que me voy a caer muerto en cualquier momento y por eso me engríe tanto.
Después de comer regrese para mi última noche de timba en alta mar, del Cajero Automático del barco saque los ochocientos dólares que quedaban.
Como a las once de la noche aposté la ultima ficha que tenia sobre la mesa y perdí una vez mas... metí la mano en el bolsillo para sacar otro billete de cien dólares para cambiarlos por fichas y sin mayor asombro encontré que no tenía ni uno más; había perdido hasta el calzoncillo en la mesa de Póquer de tres cartas ya no tenia ni un puto cobre, Laly tampoco tenia dinero... estaba en el limite, había perdido todo incluyendo los mil dólares para el pago de la hipoteca --- por mi enfermiza pasión por el juego estaba arruinado --- rebusque con disimulo todos los bolsillos para encontrar solo alguna pocas monedas de escaso valor.
- Bueno señores esto es todo para mi...
- ¡Buenas noches! exprese con dignidad al levantarme de la mesa.
Salí del Casino como atolondrado, como podía haber sido tan inconsciente de jugarme el poco dinero que teníamos para terminar el mes... últimamente parecería que estaba escrito que yo la tendría que cagar por mis errores.
Deambule por las siete cubiertas del Barco, recuerdo haber tomado café en la cubierta Lido... al salir doble en dirección a popa, subí un tramo de escalones --- la piscina estaba vacía y cubierta con una red en preparación al desembarco de mañana --- seguí por los escalones hasta la cubierta para nudistas que es la mas alta en el barco, estaba totalmente desierta, la noche derramaba estrellas sobre la luna, baje y me dirigí a la cubierta de ejercicios, un solitario corredor se ejercitaba dando la vuelta una y otra vez.
Me apoye en el barandal para ver la mar pasar oscura bajo la quilla del barco y me dije para mis adentros.
- Si yo fuera un cobarde, saltaría por la borda o haría un pacto con el Diablo y se me acababan los problemas.
- ¿A cuanto tiempo serán esos pactos? Me pregunte a mi mismo, solo por curiosidad.
- Ese tipo de negocios se hacen normalmente a veinte o treinta años. Dijo una voz a mis espaldas.
- Disculpe Señor... creí estar solo y no creo haberle hablado. Dije volteando para ver a mi interlocutor... creyendo que el corredor solitario me estaba hablando y para mi asombro este, se encontraba como congelado, retenido en el aire... sin poder moverse.
- No ha hablado, pero usted me hizo la pregunta. Me dijo un tipo como de mi estatura que había aparecido de la nada, moreno de pelo negro y liso... vestido con una guayabera tropical, pantalón blanco y zapatos Rockport, nada especial... como cualquier otro viajero del Caribe debe lucir.
- ¡Yo no le he preguntado nada!
- No se que clase de broma es esta...
- ¿Usted pretende ser el Diablo? Esta vaina no me estaba gustando nada.
- Soy Lucifer... también puede llamarme Satanás o Belcebú, vengo para ofrecerle un pacto.
- Y si voy ha hacer un pacto, lo haría con el dueño.
- El dueño para mi... es el que fue crucificado hace dos mil años. Replique listo para hacer una cruz en el aire.
- Señor... usted me llamo, cuando menos escuche mi propuesta. Ya parecía vendedor de carros usados.
- Para empezar, no me trago eso de que usted sea quien dice.
- ¡No se parece al infrascrito!
- ¿Donde están sus pezuñas de chivato?
- ¿Y sus cachos de macho cabrio y su cola... sobre todo usted huele a lavanda y no a azufre? Le replique casi molesto.
- En estos días con la cirugía Estética... cada uno luce como le da la gana señor.
- Inclusive me he blanqueado con Lejía varias veces, como Michael Jackson, pero como debo acercarme al horno muy seguido... me vuelvo a dorar. Respondió a mis dudas.
- No tengo el menor interés, lo siento. Cortante.
- Ya que me hizo venir de tan lejos... tiene usted el deber de escucharme.
- Cuando menos por cortesía, si es usted un caballero. Me agarro por el punto débil como buen vendedor.
- ¿Que tiene que proponerme? Yendo directo al grano.
- Concededme un momento, que están buscando en el Computador sus datos, son mas de siete mil millones de posibles clientes y eso debe tomar un par de minutos.
- El negocio que le voy a proponer esta basado primero en que usted no sea un cliente actual mío, porque no voy a comprar lo que ya me pertenece.
- Luego debo considerar el tiempo de vida que le queda antes de la fecha programada para su último viaje.
- Por ultimo que es lo que pide o que es lo que puedo ofrecerle.
- Yo realmente solo quiero escucharlo por cortesía.
- Un momento, por favor... me están trasmitiendo sus datos.
- Podemos hacer negocio, pero no más de veinte años. Me dijo.
- ¿Para cuando esta programado mi viaje? Pregunte.
- No estoy autorizado a decirlo, pero usted estuvo programado para el veintiocho de Agosto de 1995 y por alguna razón que desconozco, la fecha fue cambiada.
- Usted era mi cliente fijo hasta 1979, pero parece que algo lo hizo cambiar y lo borraron de mi lista.
- Le puedo brindar ahora mismo diez mil dólares trasferidos por giro a su cuenta de banco. Su tono era similar a cualquier otro vendedor de baratijas, pero la cantidad que me ofrecía puso mi moral por los suelos... así que no valía nada mas.
- Solo necesito mil dólares para pagar la hipoteca. Le respondí.
- Además le puedo meter a su cama a las chicas mas lindas de este barco... la cantidad que quiera, muchas de ellas están en deuda conmigo. Hace treinta años la oferta hubiera sido tentadora.
- Ya tengo a mi chica esperándome en la cama y no la cambio por ninguna otra.
- Convénzase... que conmigo la pierde.
- Pero señor... esta es una oferta inicial, negociemos el asunto. Insistió como un perro que mordiendo, no suelta su presa.
- ¡Jesús, Maria y José! Dije yo para terminar la vaina.
- Ha usted perdido la mejor oportunidad de su vida. Me dijo mientras se alejaba, entonces repare... si tenia rabo, pero lo llevaba entre las piernas... cuando se esfumo antes de llegar a la escalinata, en le aire quedo un ligero tufillo a azufre que una ráfaga de viento alejo de la cubierta.
El corredor solitario paso junto a mi en su ciego circuito, todo lo relatado transcurrió en un abrir y cerrar de ojos, seguro que lo había imaginado... ya estoy muy viejo para creer en niñerías.
Entonces repare que el viento sostenía un billete de veinte dólares contra la baranda... ni cojudo la agarre y ¿Qué creen que hice?... volví al Casino.
Por la manera en que se juega el Póquer de tres cartas, no tenia muchas opciones con veinte dólares, podía apostar una sola vez y con la suerte que tenia esta noche... después irme a dormir en los brazos de mi flaca.
Los cinco jugadores eran los mismos, me senté en el taburete que yo mismo había desocupado y aposté diez dólares a Par o mejor, cinco a Ante y los otros cinco a Juega indicando que jugaba ciego... es decir sin mirar mi juego, el Crupier repartió las cartas, cada uno de los jugadores, apostó a Juega si considero que su mano tenia alguna posibilidad --- en este juego abierto el pretender es imposible --- o enterraba las cartas perdiéndolo todo.
El Crupier destapo sus cartas, las tres cartas eran Diamantes... Color, mano para ganar a casi cualquier cosa... como que perdieron todos los jugadores que habían apostado... volteo mis cartas en bloque, la carta vista era un dos de Espadas, destapo la segunda tres de Espadas... la tensión se hizo sentir en la mesa --- las posibilidades de que fuera una Escalera salvadora que me haría ganar ochenta y cinco dólares o Color que también me haría ganar pero solo cuarenta, eran altas --- aumentando la tensión por la manera que movía las cartas el Crupier mostró la ultima carta... As de Espadas, lo máximo posible... Escalera Royal que pagaba cuarenta por uno mas premios, en resumen recogí cuatrocientos cuarenta y cinco dólares.
De allí en adelante empezó una racha de ganancia que hacia crecer la pila de mis fichas, seguí jugando conservadoramente... hasta mi primera perdida, en que; por el susto, el sueño y un sexto sentido nunca experimentado antes, me levante de la mesa pedí fichas grandes y para mi asombro tenia exactamente treinta fichas de cien dólares, el crucero, la comida en Cozumel y la Timba nos habían salido gratis, estaba tal cual como había empezado.
Eran las dos de la mañana, salí una vez mas a cubierta, las estrellas titilaban, la luna brillaba en todo su esplendor, en total silencio le dije mirando a lo alto.
- Te debo una mas... Me pareció que algunas estrellas se apagaban y volvían a prender... como quien guiña un ojo.
Como dijo don Ricardo Palma No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se cobre. se que en veinte años tendré que pagar las deudas... que son mas de una, pero saben una cosa; no tengo miedo, de repente donde me toque también hay un Casino..
Epilogo
En la madrugada siguiente Laly, Alessandra y yo, despertamos temprano para los trámites de desembarco, ellas no quisieron creer la historia de la noche anterior... pero se alegraron de la ganancia en el Casino y la vida sigue igual.
¿Lo cree usted?... o ¿No?
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