Entre larvas, baba y luz se sienten sus costillas cerrando una bóveda corpórea, miembros escuálidos emergen con violencia de una masa inerte estirándose como una enredadera sobre la faz, se retuercen violentos y estrepitosos buscando hasta donde pueden llegar comprimidos por una fuerza propia una carga que quiere reventar, en cada extremidad uñas intrusas surcan la piel rasgando telas para brotar sangrantes a una superficie aun confusa, truenan los huesos retumbando en su interior aprisionados por músculos gruesos que descoordinados se contraen cortándose y formando nuevas capas de fibra para encontrar un ritmo eficaz, ríos bermejos escurren a caudales como sierpes iracundas persiguiendo un final desconocido que solo encuentran tras haber surcado toda carne, todo espacio y vuelto al inicio de su buscar, donde un motor inmóvil grita rimbombante un nombre oscuro con el que lo llamaran. Se abre un agujero que vomita el universo y astas de marfil lo vuelven a cerrar para abrirse nuevamente y exhalar agotado, sediento y hambreado. Y al Abrir sus ojos corre llanuras salta montañas rasga el cielo, su eco hace desiertos avanza impune cruza mares es selvas vuelca mundos traga eras inhala espacios rompe silencios surca la vida y ha nacido así Haesterion el que no teme ni al bien ni al mal.