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Se levantó radiante aquella mañana, se contempló en el espejo de su peinador y se sintió realmente atractiva. Se desabotonó su camisa de dormir, se despojó de ella y se paseó desnuda por el dormitorio. Amaba realizar aquel lúdico ejercicio que desataba con pasión todos sus instintos libertarios. Después de ducharse buscó su vestido más atrevido, aquel del escote amplio que destacaba al máximo sus blancas redondeces y que era lo suficientemente corto como para lucir sus bien torneadas piernas. Se perfumó, alisó sus cabellos, coronándolos con un broche dorado que le pareció muy sensual. Se encrespó sus pestañas, delineó sus cejas y pinceló sus mejillas con aquel rubor que la fascinaba y que le brindaba un juvenil atractivo. Cumplida esta exhaustiva labor de embellecimiento, se miró por última vez en el espejo antes de salir para hacer algunas diligencias. Sonrió complacida ante la imagen reflejada, frunció su boca para dibujar un beso que cruzó la distancia infinita que mediaba entre ella y el cristal.
Esperó en la esquina a que pasara el autobús y entretanto se extasió con el aroma de las flores que se esparcía por los aires septembrinos como pancarta absoluta de la primavera. El vehículo apareció a la distancia con la parsimonia propia de los buses de aquella hora en la cual sólo transportan a pasajeros que no están sometidos a la implacable dictadura del reloj. Cuando el vehículo se detuvo frente a ella, subió garbosamente, pagó su pasaje y el chofer, mirándola con suficiencia, le dijo: -Atrás quedan varios asientos, abuelita. La mujer, sintiendo que todo se derrumbaba sobre ella, caminó con dificultad los pocos pasos que la separaban del desvencijado asiento y se desplomó sobre él para quedarse allí muy quieta contemplando con fijeza el paisaje cambiante que parecía resbalar por los cristales, mientras esa horrible palabra penetraba en su pecho como una injuriosa daga…
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Texto agregado el 01-05-2004, y leído por 394
visitantes. (9 votos)
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Lectores Opinan |
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05-05-2004 |
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Que belleza querido... abrazos... La_Pachamama |
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04-05-2004 |
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Ilusión derribada e ironía manifiesta. Dualidad puesta de manifiesto en un estupendo cuento. shou |
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03-05-2004 |
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***** india |
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02-05-2004 |
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si se lo leyera a mi mamá, no se levanta nunca mas.
A mi me gustan esas abuelitas que no pierden su coquetería, que se saben hermosas e irradian sabiduría. anemona |
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02-05-2004 |
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ja,ja,ja, eres la leche barrasus |
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02-05-2004 |
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Un buen cuento reflexión sobre "saber envejecer". ¡Muy bueno! Gui. Un beso maravillas |
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01-05-2004 |
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Lo siento, me eximí del golpe final de tu cuento, porque me hizo acordarme de mi anciana madre. Felicitaciones newen |
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01-05-2004 |
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¿ Le pagan por matar ilusiones o ejerce la brutalidad ad honorem? libelula |
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01-05-2004 |
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Jejeje qué desencanto jajja, está muy bien llevado, besotessss AnaCecilia |
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