Las sombras ondulantes
de la bruma adormecida
han grabado sus angustias
en mis labios solitarios
y en los bordes de la luna.
Se apropiaron de mis besos,
de las lágrimas ya secas
y del tímido reflejo
de mi piel equivocada.
Pero el tiempo compartido
en los viejos camposantos
de mil sueños demolidos,
me mostraron que la noche
y la niebla son celosas.
No dejaron que mi cuerpo
se aromara de ternuras
como pétalos de rosa
por el miedo que tenían
de sentirse abandonadas
en los bosques,
en las plazas
y en los pliegues de mi falda.
Hoy andamos siempre juntas
porque supe perdonarlas.
Y ellas nunca me abandonan
porque saben que no puedo
resistir la puñalada
de sentir que la mañana
me desnuda de ilusiones.
Texto agregado el 16-09-2008, y leído por 88
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
16-09-2008
De los tres este es el que mas me gusta. Muy bueno. Saludos. Mildemonios
16-09-2008
muy bonito tu poema...lindo en verdad..un saludo y mis estrellas sapoeta
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