Siempre lo repito, con elegancia y gratitud, antes de cada aliento; reitero a cada segundo que la vida es una celebración, un festival de plenitud al que asisten todos los seres vivos. Si no te has percatado de cuan magnífico es la vida, no estas viviendo, me imagino que estarás sobreviviendo rutinariamente, consolándote con momentáneas alegrías, con victorias triviales y entre otras cosas. Si piensas que la vida es una carrera, que hay que luchar y perseverar para alcanzar los sueños; déjame decirte que no es del todo así, no eres un burro de carga, el mundo no es una lidia, tú no eres un toro. El secreto es que cuando eras una energía que vagaba por el espacio, soñaste, desde tu metafísico instinto, con poseer vida, con ser un universo pequeño; pues ahora ya lo eres, y lo tienes que aceptar y entender con gratitud, tienes que entender que tu existencia es un sueño echo realidad; ahora te corresponde celebrar, y soñar con cosas fantásticas, no con mezquindades como asensos de trabajo o algún logro material, todo eso no será tan necesario cuando tú aceptes y entiendas la vida y su valor; tu verdadera meta debe ser llegar a ti, descubrir la silueta del Dios que llevas dentro, y así te sentirás pleno solo contigo mismo, y nada impedirá que celebres cada segundo de tu existencia.
Cuando tengas en claro de que se trata tu existencia, te darás cuenta que el planeta tierra es el mismísimo paraíso, y si no lo crees, déjame aconsejarte lo siguiente: sal de inmediato de tu ciudad, ve al bosque más cercano y escala la colita o el monte mas alto, y divisa la naturaleza: el río, las aves, las flores, los vegetales frondosos, etc. Ahora dime que no se parece a un cuadro donde el artista pintor trata de reflejar el paraíso. Podemos danzar en el edén, somos libres de saborear todas las frutas, el paraíso no esta en otro lado sino en el planeta tierra. Es sencillo darse cuenta que el escenario donde se manifiesta tu existencia es el mismísimo paraíso, sin ambigüedades ni espejismos, es algo que se puede ver y disfrutar; solo que estas acostumbrado a integrar una sociedad y una ciudad donde se come y se alaba la mentira (talvez un ermitaño lo haya entendido).
Pongamos que eres una marioneta, y que tu mismo tejes y atas tus hilos a la actualidad, para que éste te manipule de acuerdo a lo que ofrece; te manipula el televisor, la política, las novedades, los maquillajes, la moda, etc. Todos sostienen una implícita carga de mentiras a diferencia con la plenitud de la vida, y de alguna forma te han convertido en hacedor y cultivador de mentiras; ellos han asesinado tu verdadero valor e identidad, y solo has atraído falsedades, por ello, tu nivel de percepción carece-literalmente-de ojos, tal que no puedes distinguir el verdadero valor y sentido de tu existencia, de la existencia humana.
Aprender a vivir requiere de un proceso interior, hacer un viaje a nuestras entrañas, buscar la paz y la plenitud y mantenerlo encendido hasta hacerlo parte de nuestros sentidos mas comunes, por que la paz es un sexto sentido que surge del alma y que debe permanecer activado. Solo activando ese sentido podemos percibir el verdadero concepta de la vida, solo así podemos darle valor y un peso neto y lógico a las cosas, por que es sumamente importante darle un valor coherente a las cosas, pues de eso depende tu desarrollo cultural e individual. Ya graduados en la inmensa universidad interior surgirá la verdadera necesidad, la necesidad de vivir, de ser y estar.
Si has abierto los ojos, y ya no quieres ser una marioneta, pues rompe los hilos que te unen a la mentira y la apariencia, y empieza a vivir. Y claro, ve a trabajar, a estudiar, a la calle; a donde quieras; pero celebrando la vida, danzando dentro de ti, libera tu alma, camina el trecho pintoresco de la vida, por que todos los seres humaos se dirigen al mismo hoyo, a un hoyo fúnebre, en ese limite no habrá bancos, bienes, autos, nada; solo tú, tú y tu simiente.
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