Ese domingo llevaba 16 horas desde su nacimiento y le pesaba diez toneladas, hace casi tres horas se despertó con una jaqueca mas feroz que su angustia. Revolvió aún dormido en la mesa de luz, un analgésico, lo tomó en seco y se volvió a dormir, no podía ser tan aturdidor el planeta. Al levantarse finalmente, luego de varios cuartos de hora intentando seguir en trance, se metió a la ducha. La cabeza había calmado un poco, estaba mareado. El agua fría lo estremeció, vio caer espuma rosada de entre sus manos y vomitó, arqueandose contra la pared una y otra vez.
Termina de bañarse con enérgico impetu y sale del baño, la ropa con escupidas purpuras dispersas, sacó del bolsillo de la camisa un cigarrillo y lo prendió temblando. La primer pitada le revolvió el estomago y tuvo que correr al baño a seguir escupiendo jugos gastricos. Se sentó frente a aquella ropa enrojecida por alguien (pero por quien?), intenta recordar, pero la noche anterior solo le habia dejado rastros borrosos e irrelevantes. Aún desnudo y húmedo tomó el telefeno y llamo a Carlos, su amigo y hermano que tanta vida había compartido con el. Nadie antendió, volvió a intentarlo, al movil, nada... solo la estupida maquina contestadora.
Debía recordar... MIERDA, seria posible? Camino hasta la heladera, sacó uno cubos de hielo y los arrojo al vaso que lleno de agua. Se cubrió de una fina escarcha sus manos que refregó en la cara.
Vuelve a llamar, el estupido grabado de su amigo en la maquina. Se vistió, pero al intentar salir, bajando las escaleras de su habitacion una imagen lo derribó, era Carlos blanco y con los ojos profundos, mirandolo desde la nada... Tenia un hueco en la frente y dos en el pecho con su correspondiente tatuaje falso, mezcla negra y rojiza. No entendía... La puerta estaba cerrada con llave. No habia nadie mas en la casa, solo él, Carlos y un arma al pie de su cama.
bUHO 76
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