La abrumadora necesidad que tenía por saber de él... la maldita curiosidad! una vez más caigo ante ella, descubro la misma verdad de hace unos meses, nada ha cambiado, la esperanza que existía muy a pesar mío una vez más ha sido rota... ¿por qué esperé, sí ya sabía que él esta junto a un ser terrenal, real, normal y no a este extraterrestre que cree que soy? No puedo dejar de ser la que soy, porque así me siento bien, pero no puedo dejar de pensar que si fuera menos como soy tal vez habría habido alguna oportunidad para mi en su vida... Tal vez no es él quien me idealiza a mí, sino yo la que ve en él lo que he estado buscando... seré yo quién le da verosimilitud, seré yo la equivocada, casi nunca acierto, pero esta vez parecía tan real... mucha imaginación, eso es lo que me pasa... me he vuelto creativa! y cree a un que se acomoda perfectamente a mis ideales, salvo por el detalle de que a este no le suceden las mismas cosas, al menos no conmigo... aunque pocos días antes del día de la verdad revelada, pronunciaba palabras demasiado cercanas a una correspondencia afectiva, no solo como un hombre ama a su prójimo, sino como un hombre decide amar a una sola de sus prójimas, en ese caso yo.
No creo que yo me haya confundido, como quiso hacerme creer, los dos sabemos exactamente qué se dijo y porque razones y en qué circunstancias, además de mi manía de historiadora de conservar las fuentes escritas que se producen en estas coyunturas. No sé que sucedió, tal vez no es que yo sea demasiado para él, tal vez es que hubo alguién que es más que yo, y que a su vez no resulta demasiado para él, prefiero creerlo así, porque incluso me niego a aceptar una decisión así por la mediocridad y el conformismo... nadie es tan noble. Preferiría una verdad de la vida real, no de esas dignas del Rey Arturo y sus caballeros... porque nadie es tan noble en estos días, nisiquiera yo que a sus ojos, parece mujer maravilla.
La única verdad es aquella en la que creemos, y yo me quedo con la que tengo, tampoco estoy dispuesta a escuchar otra... porque tengo miedo de que se confirmen mis teorías, tengo miedo del liebes schmertz, como decía Schubert... aun sigo suplicando en silencio "komme beglücke mich", porque sigo soñando, con mucha verguenza lo digo, que él puede ser ese artífice.
Las mujeres tardamos mucho tiempo en determinar a qué tipo de hombre preferimos, cuando al fin tenemos un "arquetipo" de ese ser perfecto que nos merece, resulta títanico encontrarlo... el que se le acerca más resulta comprometido, homosexual, célibe, o en mi caso, convencido de no serlo y capaz de todo con tal de no serlo, porque hay personas, como yo, a quienes prefieren querer de lejos, por un sin fin de razones que se resumen en ... en nada, solo hay incetidumbres, no sé porque todos prefieren quererme de lejos.
No soy la mujer maravilla, quién se va a negar a tener una mujer maravillosa a su lado, nadie es tan noble; la explicación debe pasar por el terreno de las deficiencias y las imperfecciones tanto espirituales, como físicas y morales, porque yo me niego a creer en la nobleza sin límite de mi hombre perfecto.
El más perfecto para mi es Beethoven, solo que lleva muerto casi 200 años... quien le sigue en opciones, es él, pero el no me quiere... habrá que esperar a un nuevo genio, o conformarse con lo que la vida ofrece... no soy tan mediocre y conformista, no voy a tener menos de lo que quiero, prefiero no tener nada, vale más mi orgullo que mi soledad.
|