Nunca estuve borracha,
sólo supe del vértigo de las letras,
cuando me disparo en las sienes,
cuando doblo las manos, las rodillas
porque salto con las palabras que digiero,
que me arrastran...
Nunca anduve descalza por las calles,
apenas si me quité los zapatos
cada verano de pobrezas
después del golpe militar
que destruyó mi cielo, las voces,
cuando crecí con ecos, con miedo...
Nunca hice el amor como soñaba,
detrás de un árbol,
en un poste con luces apagadas
en una calle desierta.
Sólo supe de misterios, de gritos oscuros
de apagones culturales y de los otros...
Me enteré que existía la palabra orgasmo
una noche de febrero entre tus brazos,*
hace cuatro siglos de días noches,
de noches de infierno, por el fuego, digo...
Me enteré que existe el vacío,
el sur de vientos,
la orilla de un río que me asusta,
que se desborda,
que por las mañanas contemplo
con los ojos de mi Gaba,
con la voz de este suelo tembloroso,
de este islote que de nada se inunda
que además está tan lejos...
Nunca supe de amores tristes
me amaron como a nadie,
pero los cristales saben a encierro,
las rejas se rompen en mis manos
y las sogas vegetales apenas sirven
para morir un poco...
Acabo de enterarme que allá afuera
llueve tanto
que los bosques de canelos
ahora gritan algún canto
con olor a magia, a tierra,
donde la gente pasa...
FATAMORGANA
Patricia Lara Arriagada
*Lionel
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