Inicio / Cuenteros Locales / aguacero / El circo
Ya al día siguiente de nacidas, el hombre colocaba las cabritas sobre la palma de su anchota mano y, las ayudaba a mantener el equilibrio con movimientos ondulantes del brazo. Más tarde practicaban sobre la pirca de piedra que limitaba el campo. Las preparaba para ser famosas en el circo que todos los años pasaba por el pueblo. Partían, no sin una visible congoja del pastor, para que triunfaran alrededor del mundo.
Alguna vez, el hombre se preguntó (pero no se atrevió a responderse) porqué, al año siguiente, ya no volvían las que se habían ido y, en las jaulas, los leones se multiplicaban, gordos y saludables.
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Texto agregado el 12-09-2008, y leído por 166
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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29-09-2008 |
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Muy bueno, imaginativo e irónico. juliantomas |
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16-09-2008 |
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Muy bueno. ***** vaerjuma |
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12-09-2008 |
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Lágrimas del pobre pastor, que no van a ser capaces de romper la cadena alimentaria. Otros lloran por los peces que se fríen en su cocina y hay quienes lloran en los mataderos...., pero luego, a la hora de comer, se traginan, sin escrúpulos, suculentos filetes.
En fín, ánimo, que la vida es así de triste. Tu corto relato no está mal traido. emiliosalamanca |
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12-09-2008 |
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una buena gota de agua, un mal aguacero oac |
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