TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / Leinad / Arco Iris

[C:36990]


La mujer había terminado con sus labores de rutinarias. Las manos le dolían, sus varices, que ya eran abundantes a pesar de su juventud, estaban hinchadas y latían al mismo ritmo desenfrenado de su corazón. Caminó hasta la silla que estaba en uno de los vértices del corredor jere*. Se echó sobre el asiento de mimbre y se quedó mirando la torre de ropas que acababa de planchar. Luego de un segundo sus ojos ya no veían nada, emitió un casi inaudible suspiro de cansancio que penetro por la puerta de vidrio entreabierta , pasó por el pequeño estar, entró en la cocina, se paseó por la gran sala de cortinas blancas y alfombras rojas, penetró en el vestíbulo y leyó todos los libros de la biblioteca y se metamorfoseó en eco; cuando la mujer lo oyó, la imagen del rostro de su hijo impregnó su mente y súbitamente una lágrima arrebató su pálida mejilla. Volvió a emitir otro suspiro que esta vez no había retornado como eco, sino cómo melancolía.
El arco iris de colores que dibujaban las prendas planchadas la despertó de pronto, por un instante estos colores fueron muy importantes para ella, por un precioso fragmento de tiempo el arcoiris imaginario de su mente hacía las veces de un paspartú al rostro blanquecino de cuatro años que agonizaba en una cama helada, de una enfermedad que un pobre no se puede permitir y la cual un Estado inservible no puede solventar. Y no tenía otro remedio pensar… Pensar en una posible solución mágica… orar a un dios que se había olvidado de los pobres en un país que estaba fuera de la mente colectiva del mundo.
Sentía en silencio como el mimbre curtía su piel sebácea, dibujada de maliciosas celulitis y veía mientras las sombras de la leche y el suero que faltaban. Detrás de esas sombras estaba, una vez más, el rostro de su hijo muriendo de algo que infectaba su sangre; en ese momento la casa le pareció demasiado vacía, o, demasiado llena de recuerdos que lentamente la mataban, porque, y esto todo el mundo lo sabe: Una madre muere un pedazo de su vida con un hijo que se enferma.
La mujer se levantó de pronto, encendió la radio, escuchó una melodía pegajosa, la misma que escuchaba en aquel bulevar con olor a pescado, con sueños rotos de Sabina y corazón de prostitúta. Sacudió su cabeza y a continuación hizo lo inexorable: lloró. Lloró por ella misma, lloró por que estaba siendo la verduga de su niño de cuatro años, y no por que así lo quería ella, sino por que este mundo así lo quiso. Ella tenía una función designada de ante mano por la sociedad desde que nació: lavar, limpiar, cocinar… satisfacer sueños de otros, hacer tal vez lo que ELLA no se animaba a hacer; en todos los sentidos. Ni hablar de traer hijos al mundo y criarlos, esa era función de otro tipo de personas, no la suya, la vida no le permitía. Ella sabía que mató a su hijo el mismo día que lo fecundó. Aunque no se hubiese enfermado sería un muerto en vida…
Dejó de pensar entonces, no por pecar de insensibilidad, sino por que el olvido es el bromacepan los pobres y siguió zabulléndose en los vivos colores de Armáni y Versace, de Benneton y Chanel, esos pedazos de tela que costaban mucho más que todo el dinero que necesitaba para dar un poco más de vida a su hijo…

*En Guaraní: Porche

Texto agregado el 01-05-2004, y leído por 118 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
01-05-2004 excelente!!! muy dura tu historia, pero la comparto. Tienes mucha claridad mental. ¿qué crees tu que podamos hacer nosotros, los que lavamos la ropa, o los que vestimos de armáni? vepolia
01-05-2004 excelente!!! muy dura tu historia, pero la comparto. Tienes mucha claridad mental. ¿qué crees tu que podamos hacer nosotros, los que lavamos la ropa, o los que vestimos de armáni? vepolia
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]