mis dedos están cansados. deseo morirme, a pesar de contar con veinticinco años. hoy los cumplí. tanto he escrito, tanto he soñado, tanto me he golpeado contra el muro de la indiferencia que no deseo mas... mis ojos anhelan ver la TV. mi cuerpo sueña con cuerpos sensuales, navegando en aguas termales y densas. he de decirme que ya no tengo mas que hacer... decido, siempre decido, esta vez decido dejar de soñar y empezar a andar, sin miedo al devenir y con los ojos henchidos de amor por cualquier cosa que me cause alegría. la gente sigue con sus cuerpos en busca de contento, satisfacción... mientras mi dedos están agotados de tanto escribir sin saber nada mas que escribir de lo que respiro mientras vivo. he decirme que la música es mi pasión mas dulce. he de decirme que tengo ganas de llorar, solo en este Bar, sentando frente a diez botellas de ron, viendo mas del doble y sin nadie mas que la locura a mi lado... ella se fija en mis ojos y con sus uñas negras arranca un pedazo de mi corazón. sangro pero no lloro, soy hombre valiente, estoico y sin mas ganas de volver a vivir en este panel de títeres sonrientes... ya en la calle y sin nadie mas que un auto a mi lado, entro, enciendo y parto rumbo a mi casa... aunque no tenga mas que la ilusión de todo ello. me detengo y sigo adelante, rumbo a ese lugar donde la gente termina y otra gente se las llevan a la tierra, como el río a la mar... sigo y ya... siempre es el momento del ahora pata poder amarme. darme lo mejor y como todo ser humano, errar...

san isidro, septiembre de 2008