Una imagen color sepia va hilvanando recuerdos de esa tarde de verano.
Me muestra tres chiquillos disfrutando del otro lado de la verja, el vuelo silencioso de los barriletes que parecen dudar de su destino.
Un aroma de jazmin dulcifica la apacible siesta y las risas se elevan al cielo, acompañando a las estelas multicolores que parecen disputarse las alturas.
De pronto la magia se desvanece, es la voz de la madre que los llama. Lentamente se separan de la reja y arrastrando los pies se introducen por la puerta del otoño.
Y hoy, desde mi otoño, vuelvo a esa tarde de verano y recupero mis sentidos, con los aromas, los sonidos y los colores de la vida.
Texto agregado el 10-09-2008, y leído por 125
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Lectores Opinan
29-09-2008
Todo depende del lugar desde que miras metzada
12-09-2008
Una hermosa remembranza que nace a partir de lo cotidiano como puede ser unos niños jugando en la calle... ¡Bravo! mauro22
10-09-2008
Te introdujiste en una imagen de la niñez que te permite revivirla, dejarla plasmada en letras y recuperar en el presente las mismas sensaciones. 5* Susana compromiso
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