Acabo de cantarte a la distancia los anteriores tres poemas.
Mis ojos y mi garganta me traicionaron.
No sé como hacerles pagar.
Sabes de mí que te lloro,
no quería que me escucharas mal, no lo mereces.
Eres quien merece todo lo bueno de la vida.
Aún eres mi buen tesoro.

Dijiste que ya no te contentabas con saber que te escribía. Porque ya no me lees.
Sentí que las palabras todas perdían su valor.
Es cierto.
¿Qué tesoro hay cuando no hay quien interprete mis líneas?
Te canté mis poesías, que ahora son tuyas, Todas son para ti, las hago un ramo de flores sólo para robarte una sonrisa.

...Te necesito tanto.
Porque ahora no lees...
La muerte no deja que te lleves mis papeles.
Te espero.
Mis noches me agobian.
Me duele mi cuerpo amor.
Mis ojos...
Te extraño.
Extraño un te amo.
Iré hasta tu tumba a reclamarte las promesas.
Iré a llorar hasta que todo el amor que siento se me vaya...
Ire a sacarte amor del pecho la parte de mí que te llevaste.
...

Vuelve por mí.
Vamos a vivir juntos.

...

Mi agonía comienzó cuando decidiste cerrar tus ojos para siempre.






a Claudio, en mi agonía.